sábado, 25 de febrero de 2012

Al-Bayt


El Puercoespín: Jon Lee Anderson reporta desde Siria
The New Yorker: Jon Lee Anderson en chat con los lectores. Recuerdos de Marie Colvin y Anthony Shadid.
CNN: Marie Colvin desde Homs
The Sunday Times: la última nota de Marie Colvin
Paris Match: en recuerdo de Remi Ochlik
The British Journal of Photography: homenaje a Remi Ochlik
YouTube – canal: syriapioneer Rami al-Sayed video blogger
Washington Post: Shadid sobre Irak
New York Times: extracto de las memorias de Shadid. Propuesta para parar la masacre en Siria

En El Puercoespín, Jon Lee Anderson presenta un amplio y completo reportaje sobre la compleja realidad en Siria. De forma ágil proporciona el contexto de lo que sucede, e hilvana la gran geopolítica con los destinos individuales en el país dominado por la familia Assad desde 1963. Al morir el padre, Hafez, y asumir su hijo Bashar, algunos creyeron sus promesas de apertura, pero nada cambió. En marzo del año pasado, un grupo de niños de una escuela fue sorprendido en la ciudad de Deraa pintarrajeando graffitis en contra del régimen. Fueron detenidos y torturados. El evento desencadenó el levantamiento en Siria. Anderson tiene escenas memorables, como la del abogado que se detiene en plena calle a gritarle a los periodistas y los delegados de la Liga Árabe, que vayan a Homs a ver la masacre, y es rodeado de pronto por una multitud agentes de civil que salen de todas partes. El país está a punto de ser arrastrado a la violencia sectaria. Muchos dicen que ya es una guerra civil. El acceso al original de The New Yorker pueder ser comprado aquí e incluye el corriente número en su totalidad (aquí el índice). El trabajo de Anderson es imprescindible para entender la situación. Ayer viernes sostuvo un chat con los lectores de The New Yorker.
En la misma revista David Remnick evoca a Marie Colvin y cuenta lo que sintió al ver en la noche, por CNN, a Anderson Cooper pidiendo a la audiencia ver morir a Adnan, un niño de dos años herido durante un bombardeo en Homs, Siria. La abuela, que justamente ayudaba en el lazareto atendiendo heridos, rompe en llanto al descubrir a su nieto agonizando. El padre, con la cabeza vendada, abraza el pequeño cuerpo sin vida, con infinita, triste ternura. Y pregunta: ¿a quién le ha hecho daño mi niño? Luego, CNN habló con la corresponsal de The Sunday Times, Marie Colvin, que se encontraba en el lugar. Remnick, quien conoció a Colvin hace diez años en la Ribera Occidental, no puede librarse de la imagen del niño, ni de la reportera con un parche en lugar del ojo que perdió en Sri Lanka. Al levantarse la mañana siguiente, apenas unas horas después, ya Marie Colvin (56) y el fotógrafo francés Remi Ochlik (28), habían muerto bajo otro bombardeo del gobierno de Bashar al Assad, esta vez sobre el improvisado centro de prensa que ocupaban.
Colvin había entrado clandestinamente a Siria, en motocicleta. Su última nota para el Sunday Times comienza en Homs desde “el sótano de las viudas” en el barrio de Baba Amr, cercado por las fuerzas del gobierno: son las viudas de hombres que mueren asesinados por francotiradores mientras buscan pan para sus familias; sólo tienen arroz, té y atún enlatado que saquearon de un supermercado. No quedan edificios sin boquetes, la nieve se mete por las ventanas sin vidrios. 28 mil personas sitiadas y sometidas a bombardeos discrecionales. El Ejército Libre de Siria lucha con Kalashnikovs contra aviones y misiles. Está compuesto por desertores del ejército regular de Assad, que miente al decir que ataca a terroristas: en realidad, están bombardeando una población que muere de frío y de hambre. La nota termina preguntándose qué sucede con Asma, la esposa de Assad, nacida y criada en Londres, antigua banquera de inversión, cuya familia es de Homs.
Las imágenes en Internet son devastadoras. Los bombardeos a discreción: cuerpos desmembrados, un niño sin la mitad del rostro, una niña con un hueco en la espalda, pies, cabezas, una pierna con media cadera, regados en la calle. En medio del caos, a veces, unos dedos señalan al niño sin rostro mientras personas hablan a cámara: parecen hacer más énfasis en el mensaje de las imágenes al mundo exterior, que en la realidad. Es el material bruto de los periodistas ciudadanos. Rami al-Sayed fue uno de ellos, o simplemente alguien que no tuvo otra opción que luchar, una cámara en la mano. También fue asesinado esta semana por los bombardeos. Murió en medio de una toma. Antes, escribió: “Baba Amr enfrenta el genocidio en este momento. Nunca les perdonaré su silencio”. Su canal de YouTube es syriapioneer. Tenía 26 años; su hija Maryam, 18 meses. El material es impactante.
En Paris Match, Alfred de Montesquiou recuerda a Remi Ochlik, con quien estaba trabajando en Siria, en Zabadani, cerca de Damasco. Habían salido de Siria, pasando solos las nevadas montañas, llegado al Líbano agotados y congelados, cuando la revista les ordenó no regresar, debido al peligro que corrían. Pero Ochlik pensaba que sus fotos no daban cuenta de la tragedia. Regresó clandestinamente a Homs, al centro de prensa improvisado donde estaba Marie Colvin. El British Journal of Photography también le rinde homenaje, citando el artículo de Montesquiou.
Aquí, el homenaje a Colvin y Ochlik en Homs en YouTube.
El periodista estadounidense Anthony Shadid, de ascendencia libanesa, falleció también esta semana, de un ataque de asma al intentar salir de Siria clandestinamente. También en The New Yorker, Dexter Filkins recuerda cómo lo conoció, y lo que hacía de él un reportero fuera de serie. Fue en Irak, y toda la prensa extranjera estaba como loca dando vueltas por Bagdad tratando de entender el caos. Pero Shadid se fue a un pueblo, a contar la historia de Sabah Kerbul, acusado de ser informante de los norteamericanos, y su padre, que tuvo que asesinarlo para proteger a la familia. La nota formó parte de la cobertura de Irak hecha por Shadid que le valió un premio Pulitzer.
The New York Times publica un extracto póstumo de sus memorias. Shadid encontró la casa de su bisabuelo en el Líbano, todavía en pié a pesar de las guerras, y logró recuperarla. Cuando escapó de la muerte en Libia, no hubo otro lugar al que quisiera ir para estar con su familia. Se paró al lado de dos olivos: existen desde que su abuela se despidió del sitio. Imaginó a su hija llegando. En ese momento, dice, encontró al-bayt, la casa: lo que imaginamos.  

P.S.: el New York Times presenta la propuesta de Anne-Marie Slaughter para parar la masacre en Siria. Es atrevida y difícil, pero tal vez, la única solución posible. Pide establecer zonas de “no-homicidio”, buscando una intervención defensiva, y fomentando la deserción del ejército oficial sirio.

Notificación


El Café de Pascal está trabajando en un post algo más largo y complicado que lo usual, sobre Siria. Pide disculpas por no poder salir a las 6:00 GMT del sábado. Lo hará en el transcurso de las próximas 24 horas.