The New York Review of
Books: John Gray
sobre Less Than Nothing: Hegel and the
Shadow of Dialectical Materialism, y Living
in the End Times, de Slavoj Žižek
En The New York Review of Books, el filósofo John Gray, de la London
School of Economics, declara
que el “neomarxista” Slavoj Žižek es uno de los pensadores que más ilustran
las contradicciones del capitalismo actual, uno de los intelectuales públicos
más famosos, y un prodigio de productividad, con más de sesenta libros
publicados. La reseña que hace de dos de sus libros, sin embargo, no es
positiva, si bien útil para una aproximación a su obra. Less Than Nothing: Hegel and the Shadow of Dialectical Materialism,
sería una especia compendio de la obra de Žižek: mientras critica a Marx por no
ser suficientemente radical en su pensamiento, alaba a Hegel por buscar una
forma de pensamiento más dialéctica. El proyecto comunista habría sido utópico
precisamente por no haber sido totalmente radical. En las mil y pico páginas
del libro, no hay una sola que especifique la forma de comunismo que Žižek
favorecería, y sería más bien una reinterpretación de Marx a través de Hegel, a
través de Lacan, lo cual puede considerarse el núcleo del enfoque de Žižek.
Según su lectura “lacaniana” de Hegel, en la historia no se va desplegando la “astucia
de la razón” sino su impotencia, e inspirándose en Alain Badiou, Žižek extrema
esta idea para rechazar el principio lógico de no-contradicción, de forma que
en realidad, el sistema hegeliano sería un rechazo de la razón como se venía
entendiendo entonces y establecería una “lógica paraconsistente”, en la cual
una proposición no es suprimida por su negación. Si, según Marx, Hegel puso la
dialéctica de cabeza y él la habría puesto de nuevo sobre los pies, Žižek pone
a Marx de cabeza.
En Living in the End Times, sostiene que la premisa de su libro es
simple: el capitalismo global se acerca al apocalipsis. Según Gray, no intenta
fundamentar en hechos -al contrario de Marx- su lectura de la historia. “Las
ideas marxianas, en sus manos, se transforman en expresiones subjetivas de compromiso
revolucionario. Si encuentran correspondencia con alguna cosa en el mundo, es
irrelevante”, sostiene Gray. La verdad no es objetiva, sino la verdad de la
propia posición subjetiva medida por el grado de su enunciación, y al contrario
que en Marx, el comunismo no es una posibilidad realizable sino –con Alain Badiou-
una hipótesis, algo con escaso contenido positivo pero con potencial de resistencia
a lo instituido. Esa resistencia incluye –explícitamente- el terror, y su
reinvención hoy en día como emancipador. Žižek alaba los Khmer Rouge por intentar
la ruptura total con el pasado, que no fue llevada lo suficientemente lejos: no
lograron una nueva forma de colectividad. “Una revolución genuina”, así lo
glosa Gray, “podrá ser imposible en las circunstancias presentes. Aún así, la
violencia revolucionaria debería celebrarse como “redentora”, incluso “divina”.”
Tal mistificación de la violencia per se no se encuentra en Marx ni Lenin,
si acaso hay un precedente en Fanon. Para Žižek, Hitler no habría sido lo
suficientemente violento, en el sentido de “esencial”, como para crear un nuevo
orden. El problema con el nazismo no sería que fue demasiado lejos en su hubris subjetivista-nihilista de ejercer
el poder total, sino que no fue lo suficientemente lejos, un espectáculo
gigantesco de pseudo-revolución. Žižek estaría, en cierto modo, sugiriendo que el
único mundo en el que no habrá antisemitismo, será un mundo sin judíos.
Por otra parte, según Gray, es
difícil no pensar que buena parte de sus textos son una especie de autoparodia,
así como es imposible no pensar en el affaire
Sokal al leer el siguiente párrafo:
“La…virtualización del capitalismo
es en el fondo la misma que la del electrón en la física de partículas. La masa
de cada partícula elemental está compuesta por su masa en reposo más la
aceleración de su movimiento; pero la masa de un electrón en reposo es cero, su
masa consiste sólo en el agregado generado por su aceleración, como si se
tratara de una nada que adquiere una engañosa sustancia sólo en virtud de
centrifugarse ella misma en un exceso de sí misma”. Una proposición, qué duda
cabe, que no puede ser suprimida por su negación y que Gray parodia afirmando, que
a pesar de su sobreproducción, “adquiriendo una engañosa sustancia mediante la
reiteración infinita de una visión esencialmente vacía, la obra de Žižek –ilustrando
apropiadamente los principios de la lógica paraconsistente- asciende al final a
menos que nada” –less than nothing.