miércoles, 27 de junio de 2012

Golpe ejecutivo, golpe legislativo, golpe judicial


La Prensa, Wall Street Journal. O´Grady: Martinelli, demoliendo la democracia
Prodavinci. Mires: la destitución de Lugo es ilegítima
Die Zeit: Ilegal proceso contra Lugo
Time: La tierra es la causa
Semana. Caballero: Reforma Judicial: el Estado intenta el autogolpe.

La Prensa de Panamá reproduce el artículo de Mary Anastasia O’Grady en el Wall Street Journal (aquí versión en inglés), para quien el presidente Ricardo Martinelli se está desplazando hacia el autoritarismo. El también dueño de una cadena de supermercados estaría intentando, -según O’Grady- aumentar el número de asientos en el Tribunal Supremo de Justicia, para de esta forma fabricar una mayoría favorable a la reelección, que no está permitida en Panamá. “Construye obras públicas y destruye la democracia”, según el artículo.
En cuanto a la destitución del presidente del Paraguay, Fernando Lugo, sostiene Fernando Mires en Prodavinci que la interpretación de una Constitución es un asunto de simple mayoría parlamentaria. Según Mires, lo que se hizo pretende que cualquier presidente pueda ser destituido al no contar con mayoría parlamentaria, lo cual sería admisible en una democracia parlamentaria (el parlamento elige al presidente), mas no en una presidencialista (los ciudadanos electores eligen al presidente). La destitución de Lugo habría sido producto de una conspiración y sin guardar las formas democráticas que son esenciales.
En un segundo artículo, Mires encuentra que la destitución no es un golpe de Estado, pues la Constitución la permite, pero sí es ilegítima, y su argumentación privilegia la idea de que sólo el pueblo puede destituir al presidente: “Eso quiere decir que si bien la destitución de Lugo, aunque realizada de acuerdo a leyes, desde el punto de vista político puede ser –y lo fue- un acto aberrante. Tanto o más si violó usos vigentes en el “occidente político”. Y uno de esos usos dice: los presidentes han de ser elegidos y revocados mediante la voluntad popular”.
En Die Zeit, la relación es algo distinta. La destitución de Lugo está contemplada en la Constitución, pero el proceso que se le siguió está lejos de ser serio. Lo que parece una opereta confusa de república bananera esconde en realidad una despiadada lucha por privilegios y poder. La coalición de Lugo se rompe con el tema de la Reforma Agraria. El pretexto para enjuiciarlo fue la invasión por parte de campesinos de las tierras (obsequiadas por el dictador Stroessner) del ex senador colorado Blas Riquelme, que terminó con 11 campesinos y 6 policías muertos. Los terratenientes culpan a guerrilleros infiltrados, pero no presentan pruebas. En Paraguay, 10 por ciento de la población concentra el 85% de las tierras. Muchos terratenientes son de origen brasileño. Las siembras de soya atienden sobre todo a China, país que no ha dicho nada de la situación.   
La revista Time presenta otras estadísticas, lo cual demuestra que las cifras también son contenciosas (o que el rigor periodístico se acomoda al momento). Hoy, apenas 1% de la población poseería 80% de las tierras cultivables, según la Federación Nacional de Campesinos; las propiedades habrían sido concentradas durante la dictadura de Stroessner por sus allegados. La crisis en Paraguay expresaría la vieja deuda de América Latina en cuanto a la propiedad de la tierra y lo más probable es que sea, al mismo tiempo, producto de las maquinaciones del partido Colorado y de los propios errores de Lugo. El presidente depuesto puso fin a 61 años de monopolio colorado en el poder.  Paraguay sería el cuarto mayor exportador de soya del mundo, y la tierra en conflicto se usaba para sembrar soya. La gran mayoría de campesinos estaría excluida de los beneficios.
La Comisión Interamericana de Derechos Humanos sostuvo que “considera inaceptable lo expedito del juicio político contra el presidente constitucional y democráticamente electo. Considerando que se trata de un proceso para la remoción de un Jefe de Estado, es altamente cuestionable que éste pueda hacerse respetando el debido proceso para la realización de un juicio imparcial en tan sólo 24 horas. La Comisión considera que el procedimiento seguido afecta la vigencia del Estado de Derecho en Paraguay”.
La CIDH pudiera ser la instancia más apropiada para defender a Lugo: si el juicio no se apegó a la ley, hubo golpe de Estado. Pero tal vez eso no sea lo que realmente interesa a sus ruidosos amigos, ni a nadie, porque equivaldría a reconocer a una CIDH que molesta a todos.   
En Semana, Antonio Caballero escribe indignado que la Reforma a la Justicia en Colombia es un torpedo bajo la línea de flotación de la Constitución. “Y eso es así por la condición de quienes la promueven y la apoyan: nuestra clase política. Es una iniciativa de hampones para defender su hamponería. Es una consagración de la impunidad para los congresistas, un premio al servilismo para los magistrados de las altas Cortes y, para los representantes del Ejecutivo, la compra de la reelección presidencial”. El Estado estaría así intentando el golpe de Estado. Caballero, lamentablemente no ofrece luces, sino la descalificación total que precede al triunfo de la anti-política. Según él, sólo la resistencia civil puede impedir esta reforma, pero “esto de la resistencia civil es algo que muy poco se ha practicado aquí, en este país de borregos obedientes que para defenderse de los abusos son capaces de convertirse en tigres carniceros, pero no saben erguirse en solo dos de sus cuatro patas, como hombres. Por eso aquí hay guerrillas, pero no hay oposición”. La indignación pública y la mala prensa han hecho, sin embargo, que de pronto todos se distancien de la reforma, la cual parece que será hundida. 

domingo, 24 de junio de 2012

Los esclavos Góngora


The Paris Review. Frederic Tumen y Roberto Bolaño: perseguidos por Góngora
The Guardian. Zizek: la otra parte, esclavos.


En The Paris Review, Frederic Tuten entrega un homenaje-parodia a/de Roberto Bolaño, en el cual su alter ego literario es la parodia del alter ego literario de Bolaño. Tan sólo la ocurrencia del nombre de Octavio Rima, cruce del Ulises Lima de Bolaño con Octavio Paz, justifica la lectura. En pocas líneas, Tuten enfrenta a Quevedo con Góngora a través de pandilleros mellizos, en un inglés español mexicano que “juega con el lenguaje” a lo “río de palabras” latinoamericano, empapado en cine gore, Marco Ferreri (gore  intelectual), y por ende, claro, Bukowski, crónica policial y referencias literarias: Tuten es muy conocedor de la cultura latinoamericana, particularmente del Cinema Novo Brasilero, y fue co-guionista del polaco Andrzej Zulawski en el film “Posesión”, drama marital en el que la mujer (Isabelle Adjani) es tomada por una criatura monstruosa diseñada por Carlo Rambaldi.
Los párrafos son como este:
“We got into Lope de Luna’s parked car—a ’68 blue Chevy with faux-leopard-skin seats and souped-up engine—and sped off, Octavio and Leche de Amor and me, with the Gongora Brothers in such close pursuit I could read Vallejo’s poems in their headlights”.
¿Qué más quieren?
En The Guardian, Decca Aitkenhead habló con Slavoj Zizek, quien le confió que el 99% de la humanidad es idiota y aburrido. Aitkenhead no logra sacarle a Zizek más que unas cuantas provocaciones; encuentra su filosofía impenetrable, pero la resume en una joya de humor involuntario: “nada es nunca lo que aparenta ser, y la contradicción está imbricada en casi todo. La mayor parte de lo que tomamos por radical o subversivo, o simplemente ético, en realidad no cambia nada”.
Zizek tiene fervorosos seguidores. O detractores que lo llaman “el Borat de la filosofía”. Con Aitkenhead, habla de su odio por los estudiantes que le tienen confianza a pesar de que les ladra, su desesperación ante lo abierto de los norteamericanos, que hablan de sexo con cualquier desconocido, y le cuenta a la periodista sus preferencias sexuales, sus miedos, sus tres divorcios, su hijo de doce años, al que no había querido tener, pero tal vez por eso mismo ahora quiere más, y confiesa su carácter romántico. En cuanto al mundo actual, las reformas bien intencionadas y consensuadas pudieran funcionar localmente, pero lo local pertenecería a la misma categoría de las manzanas orgánicas y el reciclaje: un paliativo para que la gente se sienta bien. La gran pregunta hoy sería cómo organizar la acción global, a un inmenso nivel internacional, sin caer en la dictadura totalitaria. Para Zizek, los tiempos son peligrosos. Fue con su hijo de vacaciones a Dubai, y vio el futuro: “en Dubai, sabes, la otra parte son literalmente esclavos”.

jueves, 21 de junio de 2012

El conocimiento abierto


Intelligent Life: ¿podrá sobtevivir The Guardian, ejemplo de éxito en la web?
Revista Piauí: por el acceso abierto a las publicaciones científicas.

En Intelligent Life, Tim de Lisle habla con el director de The Guardian, Alan Rusbridger, y entrega una pequeña historia de horror sobre el periodismo en la era de Internet. The Guardian es tal vez el diario que más se ha adaptado a los tiempos, negándose sistemáticamente a cobrar por su versión online. “El Periodismo Abierto”, sostiene Rusbridger, “es el que se encuentra entermente imbricado en la red informativa del mundo de hoy. Enlaza a ella, la cuela y la filtra. Colabora con ella y generalmente usa la capacidad de cualquiera para publicar y compartir material para entregar una major relación del mundo”. El periódico se ha reinventado varias veces; a finales de los ochenta se transformó en el de mayor estilo, inventiva, erudición, el más indicado para reflejar nuestro tiempo, de los diarios británicos. En los 2000, abordó su flanco débil: el periodismo de investigación duro, hasta llegar a develar el escándalo de los teléfonos intervenidos por la prensa de Rupert Murdoch. En 1995, comenzó en la web, un inicio temprano, y “para marzo de 2012 estaba subiendo 400 piezas de contenido cada 24 horas…El tráfico total de The Guardian, alrededor de 67 millones de visitantes al mes, todavía crecía en 60-70% al año”, sostiene el artículo. Es el quinto diario más visitado en los computadores del mundo, un tercio de sus visitas viene de EEUU. Una historia de éxito...o una montaña rusa: en los últimos tres años ha estado perdiendo 100 mil libras esterlinas al mes. El artículo explica el misterio de cómo, a pesar de todo, The Guardian sigue siendo posible…sin dejar de insinuar que el modelo de negocios de Intelligent Life (paywall “poroso”), es mejor.
El blog Questões da Ciencia, de Bernardo Esteves, en la Revista Piauí, refiere al blog Life and Physics de John Butterworth en The Guardian, quien aboga por el acceso abierto a las publicaciones científicas y presenta el sitio arXiv.org, curado por Cornell University. Esteves presenta también a la revista académica de acceso abierto para ciencias médicas y biológicas PeerJ, recién lanzada hace unos días, y celebra el 30 aniversario de la revista brasileña A Ciencia Hoje.

lunes, 18 de junio de 2012

Rejoyce!


Radio 4 BBC: Bloomsday: el Ulises de James Joyce en radio.
The Guardian: ¿Quién le teme a James Joyce?

Es tiempo de apresurarse a bajar los episodios de la versión radial de Ulysses de James Joyce que Radio 4 de BBC produjo para celebrar Bloomsday este año. El download no estará disponible para siempre. Los primeros capítulos seguirán disponibles por sólo doce días, en general, serán catorce dias. Aquí están los Podcasts para bajarlos a su computador, para iTunes, Yahoo, Google Reader, o Zune, con extraordinaria facilidad, aquí están los episodios para ser ecuchados  por el IPlayer de BBC, aquí la página con diferentes clips sobre la emisión, y aquí la crítica en The Guardian, de Fiachra Gibbons, quien sostiene que “este Ulises de James Joyce resultó ser el verdadero epítome del atrevimiento de Radio 4, un compromiso finamente calculado que yerra decididamente por el lado de la cautela”. En Alemania y en Dublin ya hicieron intentos que duraron más de un día. La versión de BBC es mucho más reducida. Joyce estaría siendo liberado de la academia: “¿quién le teme a James Joyce? Nosotros, ya no”, concluye.    

domingo, 17 de junio de 2012

Rashomon


Journal of Economic Literature, Andrew Lo. La crisis financiera: 21 libros, ningún acuerdo

En una breve columna en el Huffington Post, sobre la crisis europea y la desesperante ausencia de alternativas, Moisés Naím refiere a un artículo de Andrew Lo, comentado en su momento por The Economist, y aparecido en el Journal of Economic Literature.  El economista del MIT reseña 21 libros sobre la mayor crisis financiera desde la Gran Depresión, encontrando una gran constante: no sólo no existe acuerdo en cuanto a la interpretación, ni siquiera la hay en torno a los hechos. Sería como la película Rashomon, del japonés Akira Kurosawa, que alterna cuatro narraciones distintas del mismo crimen, sin que pueda llegarse a una conclusión sobre los hechos. Uno de los ejemplos que menciona es la aseveración, repetida una y otra vez, de que un cambio de norma en la SEC de 2004 llevó al enorme incremento del apalancamiento en las operaciones de la banca de inversión, cosa desmentida por dos hechos: el nivel de apalancamiento en 1998 fue superior al del 2006, justo antes de la crisis, y el cambio en la norma no alteró los porcentajes de apalancamiento permitidos.    
El paper de Lo presenta una lista dividida en dos tramos: los libros escritos por académicos (10 en total), y los escritos por periodistas y el ex secretario del Tesoro Henry Paulson (11). Cada uno es tratado en párrafos distintos, lo que hace fácil encontrarlos y hace del paper una práctica obra de consulta.  
Puntos comunes: la oposición entre la práctica antigua de los bancos, que se quedaban con los préstamos e hipotecas que producían, con la nueva de transformarlos en papeles y revenderlos, como origen de la crisis; la creación de un sistema opaco y de información asimétrica; lo que se llama “regulatory capture” que es la cooptación de los mecanismos de regulación. Hay tímidos indicios de un ambiente más propenso a la supervisión y regulación.
Entre los académicos, Gary Gorton, en Slapped by the Invisible Hand: The Panic of 2007 entrega un curso rápido de varias áreas de ingeniería financiera y muestra una maquinaria dedicada, no a reducir riesgo, sino a reducir transparencia.
This Time is Different: Eight Centuries of financial Folly, de Carmen M. Reinhart y Kenneth Rogoff  es para Andrew Lo el trabajo mejor respaldado por data, con unas cien páginas de apéndices, que demuestra que la crisis no es un evento excepcional visto desde la historia de 800 años de burbujas. Según Lo, la data que presenta es tan impresionante que constituye un primer paso para sistemas de alerta temprana y monitoreo internacionales.
Fault Lines: How Hidden Fractures Still Threaten the World Economy, de Raghuram G. Rajan parece ser para Lo el más atractivo intelectualmente, diciendo que cada eslabón de su razonamiento tiene una idea notable, pero muestra dudas acerca de si la cadena se sostiene. En esencia, Rajan postularía que la crisis financiera es el resultado de “líneas de falla” de desigualdades financieras. En EEUU, el acceso desigual a la educación superior creó una creciente desigualdad social, conduciendo a la política de créditos fáciles para viviendas, que al final produjo la crisis. Hay otras línes de falla: desequilibrios globales de capital, la débil red de seguridad social en EEUU, la distinción en las reglas de juego de la economía real y del mundo financiero. A la vez que sugiere fuertes políticas sociales para reducir la desigualdad, Rajan llega incluso a proponer la reconsideración del seguro de depósitos en EEUU.
The Squam Lake Report: Fixing the Financial System fue redactado por 15 economistas incluyendo a dos de la lista de Lo. “Dicho simplemente”, explica Lo, “el gobierno debe ser usado para universalizar la regulación, pero las instituciones deben internalizar los costos de sus fracasos”. Una propuesta notable del grupo es que los bancos emitan bonos a largo plazo contra fondos propios convertibles ante detonantes específicos en una crisis: el costo de la recapitalización recaería sobre los inversores del banco.

Por parte de los periodistas, Andrew Ross Sorkin entrega con Too Big to Fail: The Inside Story of How Wall Street and Washington Fought to Save the Financial System—and Themselves lo que Lo califica como el “mejor sumario anecdótico de estos eventos”, destinado a ser obra de consulta para el futuro.
En The End of Wall Street, Roger Lowenstein (autor de When Genius Failed, sobre el colapso de Long Term Capital) postula que el sistema financiero extrajo riesgo de sus negocios para colocarlo sobre aquellas personas en la sociedad menos capaces de manejarlo. La compañía reduce su exposición al riesgo a cambio de que la sociedad aumente la suya.  
Gregory Zuckerman, en The Greatest Trade Ever: The Behind-the-Scenes Story of How John Paulson Defied Wall Street and Made Financial History “cuenta la fascinante historia del mayor beneficiario individual del colapso de la burbuja inmobiliaria, el desconocido director de un fondo de cobertura llamado John Paulson”. Su estrategia consistió en comprar CDS, seguros de impago contra las ramas de peor calidad entre los papeles hipotecarios. Paulson se hizo notorio al conformar con Goldman Sachs un CDO, del cual compró la rama inferior (o BBB), lo cual le permitió ser “sponsor” de todo el papel, para apostar contra él mientras Goldman Sachs lo vendía a terceros. Y Mike Lewis, en su corta obra The Big Short, retrata un grupo de personajes similares a Paulson: acaso diez a veinte personas en todo el mundo, “unos pocos individuos a contracorriente, marginados, decepcionados o ingenuos” que apostaron contra la burbuja. Eran “marginales en el mejor de los casos, y más bien considerados unos chiflados”.     
En All the Devils Are Here: The Hidden History of the Financial Crisis, Bethany McLean y Joe Nocera cuenta una “historia de personalidades dirigentes, en industrias representativas, respondiendo a incentivos”: es decir, el cambio en las regulaciones llevó a que firmas respetables se corrompieran, y que firmas corruptas se convirtieran en criminales.
Rashomon era la puerta sur de la ciudad de Kyoto. En el siglo XII, los habitantes botaban cadáveres y abandonaban recién nacidos allí.

viernes, 8 de junio de 2012

En el principio era la deuda


George Soros: Europa ante su última oportunidad.
New Left Review, Wolfgang Streeck: capitalismo vs. democracia
FAZ, Financial Times: Debt: The First 5000 Years, de David Graeber
Mute, Naked Capitalism, David Graeber: perdonad todas las deudas

Hace unos dias, en el Festival Economía 2012 de Trento, George Soros advirtió de una última ventana de oportunidad de tres meses para remediar los problemas de la eurozona. La crisis europea se asemejaría a la crisis de la deuda del tercer mundo en los años ochenta, que afectó especialmente a América Latina. Al igual que entonces, los acreedores (el “centro”) descargan toda la responsabilidad sobre los deudores (la “periferia”). Pero hoy sería aún más grave, porque el centro diseñó las políticas que llevaron a la situación actual. La crisis del Euro es a la vez fiscal (Grecia) y financiera (el resto de los países). Soros teme una eurozona partida en dos, con una Alemania boyante y una periferia deprimida, una especie de imperio con su “hinterland”, muy distinto del “objeto fantástico” que fue la UE en sus inicios y que cautivara la imaginación de tantos.
El siglo XX fue el siglo de las masas: producción en masa, democracia de masas, construcción masiva en suburbios, créditos en masa. En la New Left Review, Wolfgang Streeck, director del Instituto Max-Planck de Ciencias Sociales de Colonia, expone lo que entiende como la tensión subyacente del “capitalismo democrático” de posguerra: el conflicto endémico entre mercados capitalistas y democracia política. Según Streeck, la condición normal del capitalismo democrático no es la de los “trente glorieuses” de la posguerra, sino la de los años de crisis. Al período de bonanza, signado por el entendimiento entre capital y trabajo, siguió el estancamiento a principios de los años setenta. Se recurrió sucesivamente a la inflación, al endeudamiento público, y a la desregulación financiera: “Cada uno”, dice Streeck, “funcionó por un tiempo, pero comenzó a provocar más problemas de los que solucionaba, indicando que una reconciliación duradera entre la estabilidad social y la económica en las democracias capitalistas es un proyecto utópico”. A pesar del tono programático, el planteamiento y buena parte de su desarrollo son provechosos. El artículo fue invocado por Jürgen Habermas, cuando salió en defensa del plebiscito convocado (y no realizado) por el expresidente griego Papandreu en torno al programa de ajustes, argumentando que la democracia estaba siendo subyugada por “los mercados”.
La Frankfurter Allgemeine Zeitung reseñó, al igual que Die Zeit, la aparición en alemán del libro Debt: The First 5000 Years, del antropólogo americano David Graeber, uno de los motores de Occupy Wall Street, y profesor en Goldsmith’s, University of London. También lo hizo la London Review of Books, en artículo reciente y de considerable extensión. En Financial Times, Gillian Tett, directora de la edición de EEUU, y también antropólogo, entregó una corta síntesis del libro, al que encuentra desafiante. Las deudas precedieron a la moneda y el trueque, ya en Mesopotamia, se llevaba la contabilidad de las mismas, pero no existía el efectivo. Y así como en el mundo antiguo los deudores podían acabar siendo esclavos de sus acreedores, hoy los deudores subprime, o los países del tercer mundo, acaban siendo esclavos de los sistemas de crédito. Sin embargo, en Mesopotamia se hacía periódicamente tabula rasa (se borraban las tablillas), mientras que hoy en día se protege a los acreedores y no a los deudores.
Para Frank Schirrmacher, de la FAZ, el texto de Graeber es un Apocalipsis (en el sentido original griego de revelación), que nos libera de la supuesta racionalidad económica del sistema. Todavía hoy creemos que en el principio era el trueque, pero la deuda vino primero. Es el término moral más absoluto, y se expresa en la idea de la culpa original que ha de ser expiada de por vida. O en las palabras bíblicas: “perdona nuestras deudas, así como nosotros perdonamos a nuestros deudores”. Todas las revoluciones fueron precedidas por el sobreendeudamiento. El verdulero tunecino Mohamed Bouazizi se prende fuego, ahogado en deudas, y desata la primavera árabe. Estudiantes endeudados producen Occupy Wall Street. Graeber estaría abriendo la perspectiva para concebir nuevas formas de economías de mercado sin que sean expesión de la lucha de clases. Según Graeber, todas las creencias han sido puestas en duda durante los años postmodernos, salvo una: que hay que pagar las deudas. Como hemos visto, se trataría de una mentira, pues hay quienes no tienen que pagar: los que prestan dinero endeudándose (los bancos). Para Schirrmacher los alemanes todavía creen que pueden pagar sus deudas. Cuando esto cambie, cambiará todo.
El propio Graeber bosquejó su libro en un artículo para la revista online Mute en 2009. Su punto de partida es la desmitificación de la idea, debida a Adam Smith, de que el dinero se originó a partir del trueque con el fin de hacer el intercambio más simple. Los antropólogos –no así los economistas- saben desde hace tiempo que no hay evidencia de esto por ningún lado. Primero se crearon relaciones de deudas y su contabilidad, sobre todo en plata y cebada, en la Mesopotamia antigua, durante la época de los imperios agrarios. El dinero en moneda apareció probablemente para pagar mercenarios, a principios de la antigüedad clásica, desatando una era de enorme creatividad, pero también de violencia. Su base es la guerra y la esclavitud. Los comerciantes fenicios demoraron siglos en adoptarlo. Se crearon las grandes religiones, y los mercaderes fueron echados de los templos (el ámbito material de los mercados se separa del ámbito espiritual, pero la jerga religiosa adopta el lenguaje financiero). La humanidad puede entonces dividirse en etapas de dinero en moneda y dinero virtual. La Edad Media de crédito virtual fue desplazada por la Edad de los Imperios, renacen la esclavitud y la guerra, y la plata de Potosí –se nos informa- acaba en China, no en España. Desde que EEUU abandonó la paridad con el oro, estaríamos en una era de dinero virtual, al igual que en la antigua Mesopotamia. En estos períodos, instituciones que trascienden al Estado regulan las relaciones entre acreedores y deudores: templos entonces, FMI y Banco Mundial hoy. Sólo que antes existía el recurso del Jubileo, una amnistía general de deudas, mientras hoy esas instituciones buscarían proteger al acreedor exclusivamente.    
La oposición mercados-democracia de Streeck se transforma con Graeber en la dupla mercados-estado que sólo puede existir mediante la violencia y cuyo origen es el vasallaje derivado de la guerra y la esclavitud.
En una entrevista en Naked Capitalism, Graeber aclara otros aspectos. El trueque recién aparece cuando los mercados en moneda corriente colapsan por algún motivo. La pregunta del origen del dinero es: ¿cuándo el sentido de estar obligado con alguien se transforma en algo cuantificable? La respuesta: cuando existe la posibilidad de violencia. La mejor forma de blindar una relación de extorsión es transformándola en una de deuda. Graeber no piensa, como Nietzsche, que el sentido de obligación en el deudor es el origen de la civilización. Si así fuera, “comprar y vender sería entonces la primera expresion del pensamiento humano y anterior a cualquier forma de relación social”. Más bien cree, con el antropólogo francés Marcel Mauss, en la existencia de relaciones “comunísticas” regidas por el lema de Marx: “de cada quien según sus capacidades, a cada quien según sus necesidades”. No todo es intercambio: nadie cobra por pasarle un destornillador a otro. “El comunismo”, prosigue, “es en cierta forma la base de todas las relaciones sociales, en el sentido de que si la necesidad es lo suficientemente grande (me estoy ahogando) o el costo suficientemente pequeño (dame fuego) se espera que todos actúen de esa manera”. El libro abre interesantes perspectivas para la discusión, incluso si se consideran discutibles algunos razonamientos.