domingo, 28 de octubre de 2012

La Ilustración contra el Estado totalitario

Provea, Margarita López Maya: Estado Comunal desecha el sufragio  Smithsonian Magazine: Lapham’s Quarterly, tras el ideal de la Ilustración

En el blog de la organización de derechos humanos PROVEA, Margarita López Maya sintetiza lo que hay detrás de la consigna del Estado Comunal del gobierno venezolano. Los Consejos Comunales fueron mencionados por primera vez en una ley especial del año 2002, como instancias de la sociedad civil (pregunta: si es así, ¿cómo puede entonces crearlos el Estado?). Posteriormente pasan a ser abiertamente brazos ejecutorios del Poder Central, vinculados directamente al Presidente de la República. El Poder Popular no nace del sufragio “ni de elección alguna sino nace de la condición de los grupos humanos organizados con base de la población”. Pero la propuesta fue rechazada en referéndum el año 2007. Sin embargo, el gobierno venezolano, a través de la Asamblea Nacional dominada por el chavismo, la ha aprobado en forma ilegal. En 2009 una ministra de Hugo Chávez llamó en cadena nacional de medios radioeléctricos a que los Consejos Comunales se incorporaran a la campaña para aprobar la reelección indefinida a favor de Chávez y su partido. Escribe López Maya: “El Estado Comunal emergente desecha instituciones políticas de la democracia liberal, como el sufragio universal, directo y secreto, el pluralismo, la alternancia en el poder y la independencia y autonomía de los poderes públicos, acusando importantes tendencias autoritarias.”

Para Ron Rosenbaum, en Smithsonian Magazine Lewis Lapham y su revista Lapham’s Quarterly se enfrentan a la paradoja de la era digital, que por un lado pone a disposición todo el conocimiento humano, mientras por el otro lo ahoga en un caos de trivia y parafernalia online. “Goethe dijo que quien no pueda apoyarse en 3000 años de aprendizaje vive con una mano adelante y otra detrás”, sostiene Lapham. La revista trimestral fue creada hace cinco años “con la misión quijotesca de servir como un motor de búsqueda altamente selectivo del saber del pasado”. El método es sencillo: la revista tiene estilo monográfico, su detonante es la actualidad (el número corriente se llama “Política”, debido a las elecciones presidenciales en EEUU), y ofrece una curaduría de textos de distintas épocas alrededor del tópico. Siendo editor de Harper’s de 1974 a 2006, Lapham atrajo a escritores como Tom Wolfe, David Foster Wallace, y Chistopher Hitchens, e impulsó la escritura en primera persona. Tenía la idea de que esta forma podía ser “más, en lugar de menos verdadera”, “mostrando cuánto más artístico y exacto podía resultar escribir en primera persona”. Según Rosenbaum, Lapham es un hombre de la Ilustración, guiado por el ideal enciclopédico de Diderot, para el que Facebook encarna “muchas de las características de la Santa Inquisición. Me refiero a su capacidad de data-mining. O lo que tenía en mente Torquemada. Quiero decir, la NKVD y la Gestapo eran agregadores de contenido”.

jueves, 25 de octubre de 2012

Cuando falla la prensa (quedan los blogs)

No sólo con la palabra, John Manuel Silva: cuestionar a la mayoría.  Tracción de sangre, José Roberto Duque: Revolución Comunal  Venezuelan Politics and Human Rights: La cámara del eco

En su blog No Sólo con la Palabra, John Manuel Silva reivindica su derecho a cuestionar a quienes votan por el gobierno. La polarización en Venezuela se debería a un proyecto que pretende “pulverizar” a sus opositores. Esto implica no reconocerles, por lo que a su vez, estos encuentran “imposible convivir con quienes los gobiernan”. Los amigos chavistas serían capaces de visitarlo y hasta cuidarlo en el hospital si la Guardia Nacional lo reprimiera, pero incapaces de exigir que no lo repriman.  El chavismo es una mayoría que no cree en el derecho ajeno, que en lo personal quiere a sus amigos opositores, pero que no está dispuesta a abogar por sus derechos. “La paz”, sostiene Silva, “no viene de abogar por mis amigos, sino de hacerlo por mis enemigos, por quien desprecio, por quien me repugna”. El dato del texto se debe a Caracas Chronicles.

Para José Roberto Duque, en Tracción de Sangre, es falso que sólo  habrá revolución mientras el chavismo gane elecciones, y opone a la euforia electoral el trabajo cotidiano. Chávez es un aliado, pero la lucha estaría en las bases, especialmente en la creación del Estado Comunal. Esto tomará decenios, según Duque, con aciertos y errores. Una revolución no es un acto de gobierno, y no se puede por lo tanto pretender que sean los jerarcas quienes la hagan. Tampoco implica acabar con la oposición, porque un hipotético país donde todos sean chavistas se anquilosaría inmediatamente. Supone incluso que la oposición ganará algún día y entonces prevé represión y persecuciones, porque toda revolución es por definición “ilegal”, pero no por eso se detendrá. Tomado del blogroll de Mi Jaragual

En Venezuelan Politics and Human Rights, David Smilde encuentra dos elementos en el corazón del fenómeno de la polarización. El primero, una dualidad amigo-enemigo que penetra a extremos únicos la esfera pública. Enumera varios artículos tomados de El Universal como demostración de la “ensordecedora” exageración de una victoria inevitable de Capriles. Sin negar el carácter también falsificador de los medios públicos, los medios privados habrían contribuido grandemente al autoengaño opositor. El otro efecto, muy relacionado, sería el de la “cámara de eco”. La gente sólo se reúne con quienes tienen la misma opinión y se produce un “aislamiento de relaciones” que se manifiesta en ambos bandos. En Venezuela incluso las encuestas son polarizadas, con diferencias entre sí de hasta 30 puntos. Como ejemplo de estos dos efectos coloca a la encuestadora Consultores 21, que dio ganador a Capriles, y cuyos números insuflaban ánimo a la oposición, ignorándose datos como el sesgo de 20 puntos en el referéndum del 2004, y de diez en el de 2009. Una gráfica con el crecimiento de la oposición a lo largo de los procesos electorales ha debido ser leída con variables que la contradicen: incremento de la aprobación del Presidente, incremento de ingresos.

Una clara muestra de cuando la prensa falla, sea oficial o privada.

martes, 23 de octubre de 2012

Traidores y héroes, mártires y espías

The New York Review of Books: Contra Hitler desde la inteligencia militar. Letras Libres: la historia no contada de Roque Dalton.

La Alemania nazi estableció bajo una pátina de legalidad un sistema que apuntó a exterminar cualquier disidencia, utilizando el aparato estatal y público. En tales condiciones hegemónicas, la resistencia fue rara, según escriben Elisabeth Sifton y Fritz Stern en The New York Review of Books.  Pero el abogado Hans von Dohnanyi y su cuñado, el pastor protestante Dietrich Bonhöffer, lograron conspirar desde dentro de la contrainteligencia militar alemana, la llamada Abwehr. Dohnanyi entró en 1929 al Ministerio de Justicia; conoció desde el inicio los crímenes nazis y recopiló secretamente pruebas, guardándolas en una base militar en Zossen. Se acercó a los oficiales de la Wehrmacht que quisieron derrocar a Hitler para evitar la guerra en Checoslovaquia, pero el appeasement franco-británico entregó al país en 1938. Bonhoeffer mantuvo una notoria postura crítica frente al régimen y su intento de crear una iglesia protestante limpia de “elementos judíos”. Su mentor en EEUU, el teólogo e intelectual Reinhold Niebuhr, le ofreció refugio, pero regresó a Alemania: tenía que buscar la derrota de su país para salvar la civilización cristiana. Ambos lograron entrar a la Abwehr, librándose de la conscripción. La conspiración se intensificó con la invasión a la URSS en 1941 (“inicio de una barbarie organizada como Europa no había nunca visto”, escriben los autores) y la conferencia de Wannsee que lanzó la “solución final de la cuestión judía”. Dohnanyi y Bonhöffer lograron sacar a catorce alemanes judíos hacia Suiza, como agentes de la Abwehr. En 1943 fueron hechos presos, pero sus carceleros no lograron sacarles nada. Sin embargo, la Gestapo encontró los papeles de Zossen. Hitler, iracundo y al borde de la derrota ordenó su liquidación. Dohnanyi, enfermo y drogado, fue colgado en Sachsenhausen. Bonhoeffer, en el campo de Flossenbürg, con las tropas americanas respirándole en la nuca a los alemanes. Ambos sucumbieron al último espasmo asesino del régimen. Sesenta y siete años después, la hija de Niebuhr, Elisabeth Sifton, les rinde el homenaje de este artículo, por haber –como dijera Dohnanyi- tomado “el camino inevitable de toda persona decente”.

Charles Lane entrega un reportaje en Letras Libres sobre el caso del poeta salvadoreño Roque Dalton, fusilado por sus compañeros de armas del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP) en 1975, tras un “juicio popular”. La acusación de que el poeta era un agente de la CIA se revela como falsa; documentos desclasificados registran que si bien fue presionado en 1964, siendo miembro del Partido Comunista de El Salvador, “el retrato de Dalton que de ahí surge no es ni traicionero ni heroico…no cedió al chantaje de la CIA, pero su comportamiento durante el interrogatorio no fue tan audaz como él mismo sugeriría más tarde”. Dalton sí habría sido agente, pero de la Dirección General de Inteligencia de Cuba, con el alias de “Juan Montenegro”. Un desertor lo describe como inteligente, pero dado a la bebida y a las mujeres. Los cubanos habrían instado al líder del ERP, Alejandro Rivas Mina, a aceptar a Dalton como asesor político; dado el carácter indisciplinado del poeta esto habría equivalido a buscar deliberadamente un enfrentamiento. “Para principios de la década de 1970, Dalton sabía más sobre el funcionamiento interno del Estado cubano que una década atrás, y su afición por la bebida y las mujeres había empeorado mucho”, sostiene Lane, y aventura: “De una u otra forma, por el riesgo que representaba, Roque Dalton estaba destinado a ser anulado. Y, el 10 de mayo de 1975, lo fue”.

miércoles, 17 de octubre de 2012

Leitmotif

The New Yorker, Aleksandar Hemon: Cloud Atlas, obra a seis manos de los hermanos Wachowski y Tom Tykwer.                                                                        Nexos: Milan Kundera sobre Carlos Fuentes                                                                New York Times Magazine: David Mitchell sobre su novela llevada al cine.

En The New Yorker, Aleksandar Hemon entrega un reportaje que narra al mismo tiempo la creación de la película Cloud Atlas, dirigida por los hermanos Lana y Andy Wachowski, junto con Tom Tykwer, basada en la novela de David Mitchell, y la vida y carrera de los autores de The Matrix. Hijos de un hombre de negocios y una enfermera fanáticos del fine, los hermanos (son 4) crecieron viendo películas. Tras ver 2001 Odisea del Espacio (dos historias no conectadas: una en la prehistoria, otra en el futuro), de Stanley Kubrick, Lana (quien es transgénero y se llamó Larry hasta 2002) quedó intrigada con el monolito que de pronto aparece entre los homínidos. La respuesta del padre: es un símbolo, marcó su enfoque hacia el cine. Larry y Andy hicieron de su casa, y la vida en general, un campo de juegos y aventuras. Ya mayores, formaron una empresa de construcción y remodelaciones sin ser ingenieros; entre otras cosas, construyeron un foso de ascensor sin planos. De extendido sentido familiar, adoptaron a Tykwer como “hermano perdido”, luego de ver su película Lola Corre (una reelaboración de El Azar, de Kieslowski: dependiendo de si el protagonista logra tomar un tren, tendrá tres destinos, tres historias distintas). Puede ser una exageración de Borges haber escrito que acaso la historia universal sea la de unas cuantas metáforas, pero la idea se aplica al arte. El tema de The Matrix, la precaria separación entre mundo real y virtual, asemeja al de La invención de Morel, de Bioy Casares, y en ambas todo es obra de máquinas. De ahí, pasando por la impresión que una película con dos historias separadas provoca en unos niños, y la reelaboración de Kieslowski por Tykwer, se llega a las seis historias en distintos tiempos y espacios, de la novela Cloud Atlas, de la que Mitchell pensó: “es una lástima que sea infilmable”. Porque las tramas, que se relacionan por motivos recurrentes, se desarrollan cronológicamente hasta la mitad del libro y luego se invierten, de forma que todo comienza y termina en el siglo XIX. Tykwer y los Wachowski se retiraron a una casa en Costa Rica a escribir el guión. Desglosaron la novela por escenas, las anotaron en fichas de colores, las reordenaron cuantas veces pudieron. Sin éxito. Apenas el último día dieron con la fórmula. Es la misma de Terra Nostra de Carlos Fuentes, comentada por Kundera: “Una vida no basta. Se necesitan múltiples existencias para integrar una personalidad”. Un mismo actor pasaría a representar diferentes personajes, “actuando almas, no personajes”, según Tykwer.

En The New York Times Magazine, David Mitchell da (sin quererlo) una buena razón para leer el libro antes de ver la película: los actores encuentran matices insospechados la memoria del personaje original antes de ser encarnado desaparece, incluso para el autor que los creó. La estructura del tipo de matrioskas rusas de la novela dio paso a una de mosaico en la película: “no se le puede pedir al espectador que comience por sexta vez a ver la película luego de cien minutos”.

sábado, 13 de octubre de 2012

Elecciones en el cuartel

El Nacional, Colette Capriles: en Venezuela triunfó el conformismo conservador.                                                                                                               ProDavinci, Ana Teresa Torres: la fuerza de la tristeza                                    Clarín, Jorge Lanata: Venezuela es un cuartel                                                                   El País, Jorge Castañeda: la oposición atrapada                                                              Le Monde Diplomatique edición Cono Sur, José Natanson: la reelección, canto de sirena.

Hugo Chávez, inventor de la reelección perpetua, ha sido elegido por cuarta vez presidente en Venezuela para lo que será un total de veinte años por lo pronto. En El Nacional, Colette Capriles encuentra en su triunfo un escándalo: la impostura del carácter democrático y de izquierdas de su gobierno, y la pérdida de la república como “motivo de regocijo internacional”. La oposición, una “enorme minoría” congregada tras el candidato Henrique Capriles, que apostó por la unidad, la modernidad y el cambio, quedó sepultada bajo la hegemonía de una mayoría circunstancial y conservadora. Triunfaron la denigración del otro y el conformismo conservador. Pero cada quien es responsable por sus decisiones.

En ProdaVinci Ana Teresa Torres sostiene que la oposición había desterrado la duda en su campaña, minimizando al adversario y menospreciando a sus seguidores. Habría insistido “en verlo derrotado por nuestros propios deseos”. Torres reivindica la necesidad de la tristeza, o la depresión, y llama a no negar esos sentimientos: la fuerza de la resistencia estaría precisamente en que exige el estado de desoladora espera que toca a los derrotados (ya catorce años en su caso). No hay consuelo para muchos de ellos. Por lo mismo, la tentación de saltarse el obligado duelo es grande: “Duelos congelados por negados, esos sí que tardan en pasar. Una buena manera de saltarse el duelo es la del que dice, yo no he perdido, es que me robaron. O la de, yo más nunca voto, eso no sirve para nada”. Para dar una idea de la pérdida sufrida, Torres recuerda que “Freud definía la melancolía como la reacción ante la pérdida de un ser querido o su abstracción equivalente, y entre esas abstracciones equivalentes precisamente mencionaba la patria y la libertad”.

En Clarín, Jorge Lanata hace una crónica del día de las elecciones. Es predecible (vivió bajo la dictadura militar argentina) la incomodidad que le produce el toque de diana chavista a las 3am para despertar a los votantes: Venezuela es un gran cuartel. Una gran grieta lo divide; la división sería no sólo política sino cultural, y perdurará como sucedió en Argentina con el peronismo. Cuando el mayor diario titula: “El voto es secreto”, algo debe estar muy mal.

Jorge Castañeda resalta en El País que durante la campaña el Estado en su totalidad apoyó a un candidato: Chávez. El mismo arbitro electoral habría instrumentado una buena dosis de miedo a los votantes, sugiriendo que el voto pudiera no ser secreto. La oposición tuvo que lidiar con la naturaleza inimaginable de una derrota chavista: nadie podía concebir que el caudillo perdiera, o aceptara su derrota. “No tuvieron más remedio, la oposición y Capriles, que contender y poner la mejor cara ante una situación prácticamente imposible. Abstenerse, como en el pasado, implicaba condenarse a la marginación y a la impotencia; participar denunciando la inequidad de las reglas y de los recursos equivalía a un suicidio electoral: ahuyentar a los partidarios y contender en las condiciones existentes garantizaba la derrota. No había buenas salidas; la menos mala fue la elegida por la oposición”.

En Le Monde Diplomatique edición Cono Sur, el editorial de su director José Natanson se inscribe en el debate sobre la reforma constitucional de Argentina. Estudia las virtudes y defectos de los sistemas parlamentarios o presidencialistas para América Latina, y encuentra que el presidencialismo se ha revelado como sorprendentemente flexible al momento de superar crisis institucionales. En cuanto a la reelección presidencial, destaca que “Venezuela es hoy el único país latinoamericano que –a excepción de Cuba– no contempla límites institucionales al ejercicio permanente de poder”. A quienes –como Ernesto Laclau- defienden la reelección indefinida como ejercicio pleno de la soberanía popular, Natanson enfrenta el argumento de que el poder del pueblo no puede ser absoluto (el pueblo no puede torturar a los presos, por ejemplo), y por lo tanto necesita contrapesos: “En otras palabras, la democracia supone tanto la elección libre de un gobierno como la limitación del poder de ese gobierno”, escribe. “El debilitamiento de los límites al poder –entre los cuales el que fija un plazo determinado para su ejercicio quizás sea el más crucial– puede atenuar o incluso poner en riesgo el componente republicano de la democracia”. A diferencia de la “democracia plena”, en la que todos los partidos pueden perder las elecciones, sería lo que Andreas Schedler llama “autoritarismo electoral”, en el que siempre pierden los partidos de oposición.

jueves, 4 de octubre de 2012

Vuelta al futuro

The New York Times Magazine: The Inspiration Issue. La Jetée, obra seminal; el cine, máquina del tiempo. Looper de Rian Johnson. Los trabajos de Junot Díaz.                                                                                                                            Fernando Mires: Capriles está a la izquierda; Chávez, a la derecha.

En The Inspiration Issue de The New York Times Magazine, A.O. Scott hace notar que el cortometraje La Jetée, del recientemente fallecido Chris Marker, ha inspirado más películas –el remake Twelve Monkeys, Back to the Future, por nombrar un par- que cualquier comic o libro fantástico. La razón: su argumento circular es un viaje en el tiempo: “Según las leyes de la física, y los principios de la filosofía, el viaje en el tiempo es imposible. Marker demostró, con sus sugestivas imágenes y su lacónica narración en off, que para las películas es irresistible, incluso esencial”. El mejor homenaje que se le ha hecho en estos dos meses.

Adam Sternbergh explora las fuentes de Looper, de Rian Johnson: en el año 2044, un asesino a sueldo recibe sus encargos desde el tiempo futuro, hasta que un día tiene que eliminarse a sí mismo. Un viaje en el tiempo en el que encuentra a La Jetée, por supuesto: “no estaba en mi mente”, le dijo Johnson, quien evitó buscar referencias de viajes en el tiempo, “pero estaba”. El catálogo prosigue con un autor muy estimado por Marker, T.S.Elliot, Macbeth (según Johnson es un viaje en el tiempo, porque las brujas, al predecir a Macbeth lo que sucederá, hacen que suceda. Si es así, muchas tragedias son máquinas del tiempo). La pregunta esencial, e imposible sería: “¿Si pudieras viajar al pasado, regresarías para asesinar a alguien como Hitler?” Pero para Johnson la verdadera cuestión es: “¿sirve de algo solucionar el problema encontrando al culpable y matándolo? ¿No se crea así más bien una espiral de violencia que se perpetúa a sí misma?"

Sam Anderson habla del "lento metabolismo" creativo de Junot Díaz: su libro de historias cortas This Is How You Lose Her es el primero en cinco años, y apenas el tercero de su carrera. Es, según Anderson, excelente. Díaz sostiene que su crítico interior es excesivamente severo, lo cual “es un defecto de carácter”. Pero es un gran lector: “mi único superpoder. Leo un libro por semana”. Habla abiertamente de las historias que fracasaron: una en la que demoró seis meses, otra en la que demoró un año y cien páginas, otra más, de cincuenta páginas que acabaron en el cesto. De las historias que llegaron al libro dice que Miss Lora fue fácil. Y The Cheaters Guide to Love casi lo mata.

En su blog, Fernando Mires ve a Venezuela ante un nuevo comienzo con las próximas elecciones del 7 de octubre. Según él, el candidato opositor Henrique Capriles ha logrado conjugar en su discurso la dimensión de la lucha por las libertades democráticas y la dimensión de la lucha por la justicia social. En su forma de ser “descriptiva”, sería el suyo el verdadero discurso político; el del presidente Hugo Chávez, sería antipolítico. Los temas de Capriles, según Mires, son tradicionalmente patrimonio de las izquierdas socialistas: el progreso, la sociedad multicolor, la modernización económica. Los temas de Chávez son patrimonio de las más rancias derechas del continente: las glorias militares, el nacionalismo, discusiones racistas sobre el rostro de Bolívar. Una vuelta al pasado. Se entiende entonces que el actual presidente haya dicho en la actual campaña que quien no es chavista no es venezolano. La respuesta de Capriles pudiera ser una posibilidad de futuro: no es el presidente quien decide quiénes son los venezolanos; son los venezolanos quienes deciden quién es el presidente.