En una entrevista-perfil
realizada por su director Aluf Benn, Haaretz nos acerca al dramaturgo
norteamericano David Mamet. En su libro “The Secret Knowledge”, que según
Christopher Hitchens es superficial, explica su migración al campo conservador,
su descubrimiento de von Hayek, y ataca a la izquierda. Conoció gente
conservadora por primera vez hace cuatro años y se sorprendió de lo amables que
eran, pues hasta entonces la norma era escuchar: “¿sabes lo que han hecho ahora
esos desgraciados?” Abrazó al judaísmo, es un entusiasta simpatizante de Israel
y escribe: “Los judíos vivimos entre nosotros. Me encanta”.
Benn lo encontró en Los Angeles. El tono de la entrevista es
desenfadado
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I
read that you were a nonconformist even in school.
-
I
wasn't a nonconformist. I was just a fuck-up."
Mamet declara su entusiasmo por Sarah Palin, sostiene que
Occidente es antisemita, que grandes literatos ingleses son también
antisemitas. El perfil menciona los orígenes de la familia en Volinia, de donde
emigró a América. Judíos seculares, con firme voluntad de asimilarse a EEUU,
los hijos crecieron en un hogar laico. La reconversión del autor a la religión
de sus ancestros fue algo indirecta, a través de su esposa, que era una gentil.
Hoy se pregunta cómo es posible que haya perdido su tiempo en el show-bussiness
en lugar de haber emigrado a Israel, donde ha estado dos veces.
En cuanto a su oficio, escribe a mano, no usa celular, y sostiene
que lo más difícil es armar una buena trama. Los anglófonos tendrían la
peculiaridad de que su escritor cumbre es un dramaturgo, a diferencia de los
rusos, españoles y franceses, que tienen novelistas. En cada escena hay que
preguntarse quién quiere qué cosa, qué pasa si no la consigue, y por qué ahora:
más o menos lo que le dijeron en su primera clase de jiujitsu, acompañado de la
salvedad de que necesitará veinte años para dominarlo.
En el mismo diario, Yitzhak Laor sostiene
que los árabes israelíes nunca han sido iguales ante la ley, argumentando
contra la prohibición de que ciudadanos israelíes vivan en Israel con sus cónyuges
palestinos. La ley no distingue entre judíos y árabes, pero sería
discriminatoria porque raramente judíos y palestinos se casan.