Sobre el sitio


El matemático francés Blaise Pascal definió la naturaleza como una esfera infinita, cuyo centro está en todas partes y la circunferencia en ninguna. Una edición crítica de sus obras, en 1941, revela que Pascal -quien quiso encontrar a Dios, pero no pudo-, había escrito originalmente la palabra effroyable: una espantosa esfera con el centro en todas partes y la circunferencia en ninguna. La historia es contada por Jorge Luis Borges, en un ensayo proponiendo que acaso la Historia sea la historia de unas cuantas metáforas. Y la esfera de Pascal, en ambas versiones, parece hoy una metáfora de la esfera pública global en tiempos de Internet. Las enormes posibilidades que se abren invitan al optimismo, y al mismo tiempo, la mayoría de nosotros conoce la sensación de haber sido catapultados como internautas por hiperlinks al universo web y condenados a errar por el infinito. Espantoso.
Tenemos acceso a la mayoría de las páginas culturales, de arte, de ciencia, de cualesquiera medios existen en el mundo, incluso a publicaciones académicas, pero en realidad no sacamos provecho, porque apartando los obstáculos de la censura, los paywalls, las barreras idiomáticas, la mera cantidad de material disponible es insalvable. Y de modo elocuente, desde hace algún tiempo pareciera surgir cierta nostalgia por el ambiente contenido de los antiguos Coffeehouses ingleses, o los Kaffeehäuser de Viena, lugares en los que se gestó una viva esfera pública, y que en el primer caso tuvieron una incidencia determinante en el surgimiento de la democracia y la prensa libre, y en el segundo, en la asombrosa producción intelectual y artística de la Europa central entrando al siglo XX. Todavía hoy, todo café que se respete, en cualquier parte del mundo, tiene colgados en un perchero los diarios a disposición de los clientes, como para entrar en materia antes de arrancar una discusión. Y un blog pudiera tener un rol similar. Entonces, ¿por qué no hacer de la esfera de Pascal un café virtual? El Café de Pascal. En lugar de perderse en el infinito amorfo, tomar una muestra, para contribuir a darle forma a una esfera pública que hoy en día es, por primera vez en la historia de la humanidad, global.
El Café de Pascal aspira a abrir martes, jueves y sábados. Cada día presentará alrededor de tres lecturas, poco más, poco menos, tomadas de seis ámbitos idiomáticos: castellano, inglés, portugués, alemán, francés e italiano, e intenta conseguir versiones al inglés de otros idiomas. Un resumen, o más bien un compendio de las lecturas, tiene por finalidad darle suficientes elementos al lector para decidir si quiere leer el contenido completo, pisando (pinchando, machucando, clicando) el link que lleva al mismo. El sitio debe ayudar al lector a orientarse, proporcionando el acceso (sin que tenga que buscar todo el día en la web para luego no encontrar nada), y llevar tráfico a otros sitios, que son los que invierten dinero y recursos para generar contenidos. Y si fuera necesario ponerlo en una frase, pudiera ser más o menos (es decir: no es tampoco así exactamente): la esfera pública global para quienes que hablan castellano, donde sea que se encuentren.