martes, 31 de julio de 2012

La levedad de los hechos


Últimas Noticias, Díaz Rangel: la CIDH reconoció al gobierno de Carmona en 2002.
Prodavinci, Carlos Ayala Corao: la Comisión nunca reconoció al gobierno de Carmona en 2002.
UDD, Chile: la Comisión está penetrada por la izquierda latinoamericana.
Venezuelan Politics and Human Rights, Iñaki Sagarzazu: análisis técnico e histórico de encuestadores y resultados electorales en Venezuela.

En Venezuela los hechos pesan menos que las interpretaciones. Hasta las encuestas varían a extremos sorprendentes, desde las que sugieren un triunfo del presidente Hugo Chávez hasta por 30 puntos de ventaja en las próximas elecciones, a las que insinúan un triunfo de Henrique Capriles Radonski por estrecho margen. En Ultimas Noticias, el diario de mayor circulación en ese país, su director Eleazar Díaz Rangel se pregunta cómo es posible que incluso las encuestas que dan ganador a Chávez arrojen, a pesar de esto, todas resultados extremadamente distintos y contradictorios. “Deberían, en lo fundamental, coincidir”, sostiene, y considera que las encuestadoras deben una explicación. Un análisis más detallado y técnico lo ofrece Iñaqui Sagarzazu en el blog Venezuelan Politics and Human Rights, en el cual consolida las distintas encuestas de procesos electorales desde el año 2004 y los resultados reales. Sin que sus conclusiones deban tomarse como definitivas (son, a fin de cuentas, encuestas), es una útil herramienta en una esfera pública enrarecida.
Díaz Rangel prosigue su columna razonando a favor de la medida del gobierno venezolano de retirarse del Sistema Interamericano de Derechos Humanos (SIDH), cuyos dos pilares son la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH, en adelante, la Comisión), y la Corte Interamericana de Derecho Humanos (CIDH, también, en adelante CIDH). La identidad de los acrónimos ha producido una constante confusión en la prensa en castellano (y cables de agencias) de la cual no se libra la columna de Díaz Rangel. Sostiene que la Corte condena a Venezuela por haber privado de libertad a Raúl Díaz Peña, sentenciado en Caracas por actos terroristas. “Lo absuelven y ¡obligan a Venezuela a pagarle 15 mil dólares por poner esas bombas!”, afirma. En realidad, la sentencia de la CIDH (aquí un resumen de dos páginas), si bien ordena entre otras cosas la indemnización “por la violación del derecho a la integridad personal y por los tratos inhumanos y degradantes”, a los que habría sido sometido, desestima la demanda de violación del debido proceso por no haber Díaz Peña agotado las instancias nacionales, y no lo “absuelve” de los cargos en su contra. No se pronuncia al respecto.
Según Díaz Rangel, la CIDH estaría sesgada en contra del gobierno de Chávez, por haber dictado unas 14 sentencias por violaciones a los derechos humanos (“supuestas o reales”, escribe), mientras habría ignorado los abusos perpetrados en épocas anteriores: por ejemplo, para la Corte no habrían existido “los centenares de muertos durante el Caracazo” (sin embargo, aquí, la sentencia en el caso, llamado en inglés: El Caracazo Case, condenando al Estado venezolano). Y en su análisis olvida que la Corte conoce de casos que le son presentados, no actúa de oficio.
También dice que la CIDH (¿Corte? ¿Comisión?) fue el único organismo internacional en reconocer al gobierno de Pedro Carmona en 2002, durante el golpe de Estado contra Chávez. Pero en Prodavinci, Carlos Ayala Corao, quien fuera miembro de la Comisión, sostiene que el propio Chávez habría agradecido a la misma la tramitación de medidas cautelares para él y otros personeros de su gobierno en esos días. El canciller venezolano criticó recientemente que la Comisión se hubiera dirigido en aquél momento a Carmona en términos respetuosos y deferenciales, pero Ayala Corao replica que actuó a instancias de ONG venezolanas de derechos humanos, como Provea y Cofavic, para proteger a personeros del gobierno chavista, y que las cartas también han sido dirigidas a Pinochet o Videla, o a Micheletti, para proteger la integridad de personas en peligro, sin que a nadie se le ocurra por eso que la Comisión reconozca gobiernos de facto.
Concluye Díaz Rangel argumentando que Venezuela no estaría haciendo sino lo mismo que EEUU, que “escapa a la jurisdicción de esos organismos” (en Prodavinci Ayala Corao expresa lo contrario) “y no es porque en ese país no se violen los derechos humanos. Basta señalar las torturas en su prisión de Guantánamo”. (Amnistía Internacional explica que el SIDH ha expresado la necesidad de que EEUU legalice el status de los detenidos de Guantánamo, en una carta en la que la ONG manifiesta su preocupación ante la posición de Venezuela).
José Francisco García y Sergio Verdugo, en un paper de la Universidad del Desarrollo, Chile, (cita tomada de Wikipedia) argumentan también contra el Sistema Interamericano de Derechos Humanos. Sostienen en esencia que sus doctrinas promueven la uniformidad interpretativa y no respetan (a diferencia de la Corte Europea de Derechos Humanos) el principio de deferencia debida a las realidades jurídicas y políticas de cada país. Es una variante del argumento de la soberanía nacional, esgrimido por el gobierno de Chávez, considerado de izquierda.
No deja de ser curioso entonces que los autores del artículo postulen la probabilidad, que admiten no haber podido demostrar aún, pero les inquieta, de que el SIDH sea “una institución que ha sido capturada por la izquierda latinoamericana”. Pero no llegan a proponer que Chile se retire. 

sábado, 28 de julio de 2012

Locura repetitiva, elefantes blancos


Revista Ñ: Richard Sennett y Saskia Sassen a Buenos Aires: cuando el sistema y sus críticos fracasan.
The Sydney Morning Herald: los Juegos Olímpicos, a Atenas.

Horacio Bilbao y Andrés Hax entrevistan para la Revista Ñ de Clarín, al sociólogo Richard Sennet, quien encuentra que en Europa y EEUU el orden neoliberal ha colapsado: “La idea de que el neoliberalismo, las economías del mercado, son formas de vida sostenibles es una fantasía. Es simplemente una fantasía”, sostiene. Sin embargo, no ve voluntad alguna en cambiar las cosas. La izquierda liberal, como Clinton y Obama, piensa en restaurar y hacer más humano el status quo y no se plantearían cosas más radicales, o se repensaría lo básico, como la relación entre finanzas y empleo. La izquierda radical regresa con críticas marxistas bien mecánicas y agotadas. “Hay parálisis en los dos lados”, dice. “El sistema está paralizado y sus críticos están paralizados”. Y cuando la gente entra en una situación estática, repite lo que conoce.
Tal vez por eso no sorprenda que el titular escogido sea: “Hay que perder el miedo al fracaso”, que es un consejo que da a sus alumnos. La entrevista plantea más preguntas de lo que ofrece respuestas. Aquí Ñ presenta un útil perfil de Richard Sennett.
El sociólogo norteamericano estará del 1 al 3 de agosto en Buenos Aires, junto a su esposa, la también sociólogo Saskia Sassen, invitado por la Universidad de San Martín. Ambos dictarán sendas conferencias públicas. De ser posible presenciarlas por Internet, El Café de Pascal ofrecerá los enlaces.
Para Jessica Irvine en The Sydney Morning Herald, el ganador de las Olimpíadas es el elefante blanco. Cuando visitó el sitio de los juegos de Barcelona en Motjuic, sintió a la vez la veneración que despiertan ruinas desoladas y la estupefacción indignada ante el despilfarro. “Se ha encontrado que, cuando todo ha terminado, ser anfitrión de los juegos deja pocos beneficios duraderos e involucra una enorme factura de costos de infraestructura, pagada por los contribuyentes a expensas del consumo privado, o por el gobierno a expensas de otras cosas, como fondos para el transporte público”. Construir cada cuatro años toda una nueva ciudad olímpica en una nueva parte del planeta es simplemente una locura. Lo mejor sería establecer la cita a perpetuidad en Atenas, con lo que además se crearía una actividad económica duradera para un país hoy en crisis. 

martes, 24 de julio de 2012

Marx de cabeza: menos que nada


The New York Review of Books: John Gray sobre Less Than Nothing: Hegel and the Shadow of Dialectical Materialism, y Living in the End Times, de Slavoj Žižek

En The New York Review of Books, el filósofo John Gray, de la London School of Economics, declara que el “neomarxista” Slavoj Žižek es uno de los pensadores que más ilustran las contradicciones del capitalismo actual, uno de los intelectuales públicos más famosos, y un prodigio de productividad, con más de sesenta libros publicados. La reseña que hace de dos de sus libros, sin embargo, no es positiva, si bien útil para una aproximación a su obra. Less Than Nothing: Hegel and the Shadow of Dialectical Materialism, sería una especia compendio de la obra de Žižek: mientras critica a Marx por no ser suficientemente radical en su pensamiento, alaba a Hegel por buscar una forma de pensamiento más dialéctica. El proyecto comunista habría sido utópico precisamente por no haber sido totalmente radical. En las mil y pico páginas del libro, no hay una sola que especifique la forma de comunismo que Žižek favorecería, y sería más bien una reinterpretación de Marx a través de Hegel, a través de Lacan, lo cual puede considerarse el núcleo del enfoque de Žižek. Según su lectura “lacaniana” de Hegel, en la historia no se va desplegando la “astucia de la razón” sino su impotencia, e inspirándose en Alain Badiou, Žižek extrema esta idea para rechazar el principio lógico de no-contradicción, de forma que en realidad, el sistema hegeliano sería un rechazo de la razón como se venía entendiendo entonces y establecería una “lógica paraconsistente”, en la cual una proposición no es suprimida por su negación. Si, según Marx, Hegel puso la dialéctica de cabeza y él la habría puesto de nuevo sobre los pies, Žižek pone a Marx de cabeza.  
En Living in the End Times, sostiene que la premisa de su libro es simple: el capitalismo global se acerca al apocalipsis. Según Gray, no intenta fundamentar en hechos -al contrario de Marx- su lectura de la historia. “Las ideas marxianas, en sus manos, se transforman en expresiones subjetivas de compromiso revolucionario. Si encuentran correspondencia con alguna cosa en el mundo, es irrelevante”, sostiene Gray. La verdad no es objetiva, sino la verdad de la propia posición subjetiva medida por el grado de su enunciación, y al contrario que en Marx, el comunismo no es una posibilidad realizable sino –con Alain Badiou- una hipótesis, algo con escaso contenido positivo pero con potencial de resistencia a lo instituido. Esa resistencia incluye –explícitamente- el terror, y su reinvención hoy en día como emancipador. Žižek alaba los Khmer Rouge por intentar la ruptura total con el pasado, que no fue llevada lo suficientemente lejos: no lograron una nueva forma de colectividad. “Una revolución genuina”, así lo glosa Gray, “podrá ser imposible en las circunstancias presentes. Aún así, la violencia revolucionaria debería celebrarse como “redentora”, incluso “divina”.”  Tal mistificación de la violencia per se no se encuentra en Marx ni Lenin, si acaso hay un precedente en Fanon. Para Žižek, Hitler no habría sido lo suficientemente violento, en el sentido de “esencial”, como para crear un nuevo orden. El problema con el nazismo no sería que fue demasiado lejos en su hubris subjetivista-nihilista de ejercer el poder total, sino que no fue lo suficientemente lejos, un espectáculo gigantesco de pseudo-revolución. Žižek estaría, en cierto modo, sugiriendo que el único mundo en el que no habrá antisemitismo, será un mundo sin judíos.
Por otra parte, según Gray, es difícil no pensar que buena parte de sus textos son una especie de autoparodia, así como es imposible no pensar en el affaire Sokal al leer el siguiente párrafo:
“La…virtualización del capitalismo es en el fondo la misma que la del electrón en la física de partículas. La masa de cada partícula elemental está compuesta por su masa en reposo más la aceleración de su movimiento; pero la masa de un electrón en reposo es cero, su masa consiste sólo en el agregado generado por su aceleración, como si se tratara de una nada que adquiere una engañosa sustancia sólo en virtud de centrifugarse ella misma en un exceso de sí misma”. Una proposición, qué duda cabe, que no puede ser suprimida por su negación y que Gray parodia afirmando, que a pesar de su sobreproducción, “adquiriendo una engañosa sustancia mediante la reiteración infinita de una visión esencialmente vacía, la obra de Žižek –ilustrando apropiadamente los principios de la lógica paraconsistente- asciende al final a menos que nada” –less than nothing.

viernes, 20 de julio de 2012

Ecuador bipolar


Gatopardo: Boris Muñoz, sobre la guerra entre el presidente Rafael Correa y los medios privados.

La demanda del presidente ecuatoriano Rafael Correa contra el diario El Universo de Guayaquil, por un virulento artículo de opinión en su contra, así como la que presentó también contra los autores del libro El Gran Hermano, que lo acusa junto a su hermano Fabricio de  tráfico de influencias ("mientras el presidente les daba los contratos, Fabricio negociaba con las empresas", sostiene uno de ellos), las sentencias draconianas de los tribunales contra los demandados, y el posterior perdón presidencial sirven a Boris Muñoz como eje del reportaje que entrega la revista Gatopardo sobre la guerra cotidiana que campea en Ecuador: “Los medios son un coliseo romano”, escribe Muñoz, “en el que se decide quien muere... y quien vive. Correa está en su arena como un gladiador esperando al próximo contrincante”. El trabajo logra representar lealmente a las partes en conflicto, de modo que el lector puede escoger él mismo por quién tomar partido (si se le ocurre tan descaminada idea), y contiene buena información, tanto sobre los pleitos judiciales, como de la farsesca y confusa sublevación en un cuartel de policías que dio origen al cuestionado artículo de Emilio Palacio en El Universo. En una sociedad al parecer inclinada a manifestaciones altisonantes del honor, su Presidente es capaz de detenerse en una marcha política para increpar a una señora que lo insulta y señala con el dedo, ordenar su aprisionamiento, y no liberarla hasta que no haya pedido disculpas. No es de sorprenderse que lo llamen dictador si asume tal pose, y mucho menos en un contexto tan crispado. Muñoz encuentra que “en una realidad polarizada, no hay transparencia” y Correa le explica la nuez del asunto: en el tenso ambiente que se generó cuando quiso convocar a una Asamblea Constituyente, la AEDEP (Asociación Ecuatoriana de Editores de Periódicos) emitió un comunicado “con su estrategia de siempre: diciendo que llama a las partes a calmarse, para buscar el bien común. Es decir, ponían a todo el mundo en la misma canasta: quienes defendían la voluntad popular y quienes defendían sus corruptos privilegios. Nos reunimos con el buró político y dijimos: 'Si dejamos pasar esto, nos dominarán todo el gobierno'. Porque ésa es la estrategia: colocarnos a todos en la misma canasta, todos grises, para ser ellos la única referencia”, sostiene Correa. La solución fue la polarización, tal como explica Fernando Alvarado, Secretario de Comunicación del gobierno.
Pero al negarse a ser un gris más de la canasta, por definición, Correa y su gente rechazan las reglas del juego democrático. “Y no nos engañemos, desde que se inventó la imprenta, la libertad de prensa es la voluntad del dueño de la imprenta”, le dice al periodista, para rematar, de forma por demás consistente con su exposición: “"Y Boris, usted está equivocado. Ya lo verá".
Sus palabras tomaron un sentido inesperado, o quién sabe, todo lo contrario: la edición ecuatoriana de Gatopardo que salió de la imprenta, lo hizo sin el reportaje de Muñoz.  

martes, 3 de julio de 2012

Disolución de las patrias


Newsweek: Lawrence Durrell previó el siglo XXI
Zeitzug: Durrell, desarraigo de un colono

En Newsweek, Peter Pomerantsev postula que el Cuarteto de Alejandría de Lawrence Durrel es como John Grisham reescrito por James Joyce. Durrel sería, más que el propio Joyce, Kafka o Proust, el novelista del siglo XX más proyectado hacia el mundo globalizado del siglo XXI. Nacido en India en la tercera generación de colonos, Durrel descubrió un día que en realidad no era británico, ni europeo. Se consideraba a la vez un “patriota” de la lengua inglesa y un “refugiado profesional” que no resistió “el prolongado dolor dental de la vida en Inglaterra”. Su obra contiene un mundo unificado espacialmente, pero fracturado en razas, credos y lenguajes distintos. “Los personajes de Durrell sufren al intentar negociar su multiverso”, retorciéndose y sucumbiendo en sus contorsiones. Desatendido durante años, interesante sobre todo para apátridas o errantes, el tiempo finalmente se estaría colocando a su altura.   
Pommerantsev refiere al sitio Zeitzug, de alguien que debe ser su pariente, pues se llama Igor Pomerantsev, poeta de algún lugar de Ucrania que perteneció a esa entelequia multicultural llamada Imperio Austro-Húngaro, quien entrevistó a Durrel en 1983, (la entrevista está muy mal editada). La ida a Inglaterra fue un shock para la familia, porque encontraron un ethos parroquiano y cerrado, que a primera vista contradecía el enorme y extendido poder que tenía. Durrel vio venir la conjunción de Oriente con Occidente, y la gran batalla no sería entre distintas fuerzas capitalistas sino entre el mundo positivista- materialista y el misticismo oriental.

domingo, 1 de julio de 2012

Predicamentos electorales


Reforma: Jorge Volpi: el voto escéptico
Tal Cual: Ibsen Martínez: O Nigeria, o Cuba

En Reforma, Jorge Volpi argumenta su decisión de voto diciendo primero que jamás fue para él tan frustrante. Del candidato del PRI, Peña Nieto, dice que no sabe nada de él, a pesar de su sobreexposición. Ni una idea propia, ni un rasgo de carácter: un espectro. Josefina Vasquez Mota, la candidata del PAN, le parece una persona seria y decidida, pero no ha sido capaz de distanciarse de la política de su partido que llevó a lso 60 mil muertos de la guerra contra el narco. Andrés Manuel López Obrador no es el inspirado Jefe de Gobierno del D.F. en 2000, ni tampoco el candidato perdedor del 2006. En aquella elección, “haber "mandado al diablo" a las instituciones y asumirse como presidente legítimo constituyó…una enorme irresponsabilidad política”, según Volpi. Su intransigencia le hace desconfiar. Sólo votará por él debido a la inclusión en el gabinete de Marcelo Ebrard, jefe de Gobierno del DF, y Juan Ramón de la Fuente, ex rector de la UNAM, y porque representa un posible desarrollo de una alternativa socialdemócrata.
En Tal Cual (acceso limitado), Ibsen Martínez describe la “regla del pulgar” de Graham Greene, que orienta a los observadores extranjeros en las tierras irredentas: si el tirano de turno es un gritón carismático, dice estar con los pobres y contra los yanquis, y se proclama de izquierda, es automáticamente el bueno de la película. Así tratarían al Hugo Chávez de Venezuela. El otro candidato, Henrique Capriles, sería sólo “el otro tipo”. El petroestado venezolano no es más que una versión de la antigua corona española y su potestad sobre las riquezas del subsuelo, que produce el “ogro filantrópico” de Paz, con súbditos clientelares y no ciudadanos. Bajo Chávez, se ha acercado a…Nigeria, según leyó Martínez en The Economist: “Así que ya estamos en Nigeria, amigos; al borde de ser un estado fallido, aunque concebiblemente rescatable. ¿Daremos un paso al frente para caer en la pesadilla que es Cuba?  ¿Seremos un estado fallido y, además, irreversiblemente totalitario?
Votaré por el otro tipo. Llevaré dos más a votar por él. ¿Y usted?”