Revista Ñ: Richard Sennett y Saskia Sassen a Buenos Aires: cuando el
sistema y sus críticos fracasan.
The Sydney Morning Herald: los Juegos Olímpicos, a Atenas.
Horacio Bilbao y Andrés Hax entrevistan
para la Revista Ñ de Clarín, al sociólogo Richard Sennet,
quien encuentra
que en Europa y EEUU el orden neoliberal ha colapsado: “La idea de que el
neoliberalismo, las economías del mercado, son formas de vida sostenibles es
una fantasía. Es simplemente una fantasía”, sostiene. Sin embargo, no ve
voluntad alguna en cambiar las cosas. La izquierda liberal, como Clinton y
Obama, piensa en restaurar y hacer más humano el status quo y no se plantearían cosas más radicales, o se repensaría
lo básico, como la relación entre finanzas y empleo. La izquierda radical regresa
con críticas marxistas bien mecánicas y agotadas. “Hay parálisis en los dos
lados”, dice. “El sistema está paralizado y sus críticos están paralizados”. Y
cuando la gente entra en una situación estática, repite lo que conoce.
Tal vez por eso no sorprenda que
el titular escogido sea: “Hay que perder el miedo al fracaso”, que es un
consejo que da a sus alumnos. La entrevista plantea más preguntas de lo que
ofrece respuestas. Aquí Ñ presenta
un útil perfil de Richard Sennett.
El sociólogo norteamericano
estará del 1 al 3 de agosto en Buenos Aires, junto a su esposa, la también
sociólogo Saskia Sassen, invitado por la Universidad
de San Martín. Ambos dictarán sendas conferencias públicas. De ser posible
presenciarlas por Internet, El Café de
Pascal ofrecerá los enlaces.
Para Jessica Irvine en The Sydney Morning Herald, el
ganador de las Olimpíadas es el elefante blanco. Cuando visitó el sitio de
los juegos de Barcelona en Motjuic, sintió a la vez la veneración que despiertan
ruinas desoladas y la estupefacción indignada ante el despilfarro. “Se ha
encontrado que, cuando todo ha terminado, ser anfitrión de los juegos deja
pocos beneficios duraderos e involucra una enorme factura de costos de
infraestructura, pagada por los contribuyentes a expensas del consumo privado,
o por el gobierno a expensas de otras cosas, como fondos para el transporte
público”. Construir cada cuatro años toda una nueva ciudad olímpica en una
nueva parte del planeta es simplemente una locura. Lo mejor sería establecer la
cita a perpetuidad en Atenas, con lo que además se crearía una actividad
económica duradera para un país hoy en crisis.
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