Gatopardo: Boris Muñoz, sobre la guerra entre el presidente Rafael
Correa y los medios privados.
La demanda del presidente
ecuatoriano Rafael Correa contra el diario El
Universo de Guayaquil, por un virulento artículo de opinión en su contra, así
como la que presentó también contra los autores del libro El Gran Hermano, que lo acusa junto a su hermano Fabricio de tráfico de influencias ("mientras el
presidente les daba los contratos, Fabricio negociaba con las empresas",
sostiene uno de ellos), las sentencias draconianas de los tribunales contra los
demandados, y el posterior perdón presidencial sirven a Boris Muñoz como eje del reportaje que entrega
la revista Gatopardo sobre la
guerra cotidiana que campea en Ecuador: “Los medios son un coliseo romano”,
escribe Muñoz, “en el que se decide quien muere... y quien vive. Correa está en
su arena como un gladiador esperando al próximo contrincante”. El trabajo logra
representar lealmente a las partes en conflicto, de modo que el lector puede
escoger él mismo por quién tomar partido (si se le ocurre tan descaminada idea),
y contiene buena información, tanto sobre los pleitos judiciales, como de la
farsesca y confusa sublevación en un cuartel de policías que dio origen al
cuestionado artículo de Emilio Palacio en El
Universo. En una sociedad al parecer inclinada a manifestaciones
altisonantes del honor, su Presidente es capaz de detenerse en una marcha
política para increpar a una señora que lo insulta y señala con el dedo,
ordenar su aprisionamiento, y no liberarla hasta que no haya pedido disculpas.
No es de sorprenderse que lo llamen dictador si asume tal pose, y mucho menos
en un contexto tan crispado. Muñoz encuentra que “en una realidad polarizada, no hay transparencia”
y Correa le explica
la nuez del asunto: en el tenso ambiente que se generó cuando quiso convocar a
una Asamblea Constituyente, la AEDEP (Asociación Ecuatoriana de Editores de
Periódicos) emitió un comunicado “con su estrategia de siempre: diciendo que llama a las partes
a calmarse, para buscar el bien común. Es decir, ponían a todo el mundo en la
misma canasta: quienes defendían la voluntad popular y quienes defendían sus
corruptos privilegios. Nos reunimos con el buró político y dijimos: 'Si dejamos
pasar esto, nos dominarán todo el gobierno'. Porque ésa es la estrategia:
colocarnos a todos en la misma canasta, todos grises, para ser ellos la única
referencia”, sostiene Correa. La solución fue la polarización, tal como explica
Fernando Alvarado, Secretario de Comunicación del gobierno.
Pero al negarse a ser un gris más de la
canasta, por definición, Correa y su gente rechazan las reglas del juego
democrático. “Y no nos engañemos, desde que se inventó la imprenta, la
libertad de prensa es la voluntad del dueño de la imprenta”, le dice al
periodista, para rematar, de forma por demás consistente con su exposición: “"Y Boris, usted
está equivocado. Ya lo verá".
Sus palabras tomaron un sentido inesperado,
o quién sabe, todo lo contrario: la edición ecuatoriana de Gatopardo que salió de la imprenta, lo hizo sin el reportaje de
Muñoz.