domingo, 20 de noviembre de 2011

El resultado es el mismo

En El País, Moisés Naím confiesa su espanto ante lo que exponen los debates de los precandidatos republicanos en EEUU: fanatismo religioso, desprecio por la ciencia, mentiras, hipocresía, ignorancia, populismo y disparates económicos. Todo esto con una franca posibilidad de derrotar a Obama en las elecciones, es decir, de que el próximo presidente de EEUU encarne las características descritas. Mientras, observando el debate de los precandidatos de la oposición venezolana a Chávez, el primer debate entre políticos desde 1983, encuentra motivos para la esperanza, pues la impresión es opuesta: son informados, serios, capaces y preparados. Todo esto frente a un Estado copado por el Presidente, quien podría imponer las condiciones que le convengan, haciendo cuesta arriba el triunfo opositor. Es decir: por vías opuestas se llega al mismo resultado
Si el último debate entre políticos en Venezuela fue en 1983 (15 años antes del teniente coronel retirado), también habría sido por esa época que los medios de comunicación privados se enfrascaron en una batalla contra los gobiernos y el sistema democrático. La segunda aseveración la hace Boris Muñoz en su intervención –publicada por El Puercoespín, de Argentina- durante el congreso sobre la libertad de prensa en América Latina en la Universidad de Harvard. Chávez habría manifestado sus ganas de confrontación con los medios de comunicación; estos, a su vez, respondieron con entusiasmo. Para Muñoz, el episodio inicial fue la presión del gobierno para destituir a Teodoro Petkoff como director del diario El Mundo, cosa que logró, -pero cuyo éxito fue relativo, pues a los pocos meses Petkoff fundó el diario Tal Cual. El segundo caso, fue la confrontación –ahora abierta- con el diario El Nacional, por reportar casos de violación de derechos humanos durante la emergencia provocada por las masivas avalanchas de barro en el Estado Vargas en 1999. Hasta entonces, El Nacional había sido uno de los principales medios apoyando a Chávez.
Se produciría la ironía de que habría que defender la libertad de prensa de la presión del gobierno –y de la prensa.  
La responsable de El Puercoespín, Graciela Mochkofsky, también participó en el evento, y publica en su blog de El País un resumen de su libro sobre el enfrentamiento entre el Grupo Clarín y los Kirchner. Una historia de arreglos y componendas con el poder, o entre poderes fácticos, en la cual queda clara una cosa: ni a Kirchner le molestó Clarín (le permitió construir una posición oligopólica), ni al revés (Clarín apoyó al gobierno), hasta que las cosas dejaron de funcionar (por razones que la autora no detalla, hay que comprar el libro).
O sea: por vías idénticas también se llega al mismo resultado.

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