jueves, 10 de noviembre de 2011

Horror vacui

The Nation muestra a Graham Nash y David Crosby al ser entrevistados para Countdown. Estuvieron cantando en Zuccotti Park, y sintieron la misma energía de los sesentas. Para Crosby, Occupy Wall Street es mucho más que lo que se ve en el parque (the park is the spark), los manifestantes expresan lo que también sienten sus amigos, tanto republicanos como demócratas: que no están representados en el gobierno.
Algo tiene que pasar, la democracia representativa está agotada, toca ejercitar la democracia deliberativa, según asevera el Manifiesto del G1000, una muestra “representativa” y al azar de mil ciudadanos belgas. A diferencia de otros movimientos, los mil muestran comprensión por los políticos: hace cien años no tenía el entorno mediático, ni la exposición pública de hoy, cuando son como cirujanos haciendo operaciones en un estadio en el que la gente se tira a la cancha y los insultan. El viernes 11 se reunirán en Bruselas para buscar salidas a la parálisis del país. Sólo una cosa falta: ¿Quién los elige?
Con la caída del comunismo en Europa Central, la arquitectura dejó de ser de “régimen”. Salvo que la palabra se tome más allá del sentido estatal, y se aplique a lo que prevalece, actualmente un “régimen neoliberal”, cuyos usos a su vez permean la arquitectura pública, que recuerda la de centros comerciales. Luego de enunciar este estado de cosas en Eurozine, Igor Kovacevic piensa que es necesario retomar el concepto de Europa Central como comunidad cultural (el autor no parece reparar en que esto pasa necesariamente por la relectura del Imperio Austro-Húngaro), para trascender los límites de lo nacional y realzar la figura del arquitecto como intelectual público, tal como lo serían Rem Koolhaas o el checo Miroslav Masák.
Crisis de representatividad. Y de la representación. El Museo Guggenheim expresa la rivalidad entre artistas plásticos y arquitectos, porque Frank Lloyd Wright creó el gigantesco atrio como centro de gravedad que desvía la mirada de las obras expuestas en la espiral de la galería. Así lo sostiene IntelligentLife al reseñar la anti-retrospectiva “All” de Maurizio Cattelan. La llama “anti-retrospectiva” porque al artista italiano, obviamente, le molestó el vacío del atrio creado por Wright, y lo llenó suspendiendo todas sus obras (las odia) de cuerdas ocupando el espacio central y vaciando la galería. Desde arriba, dan vértigo; desde abajo, parecen aplastar al visitante. La curadora lo llama “una ejecución en masa”. Cattelan se quiere retirar a los 51 años por temor a la rutina y dedicarse a la revista de imágenes Toilet Paper.

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