jueves, 17 de noviembre de 2011

Luego viene la moral

Para Fernando Savater, entrevistado por Letras Libres, la crítica a los políticos sólo es creíble acompañada de una autocrítica de los ciudadanos. Pero estos estuvieron muy felices con una prosperidad irreal, antes de indignarse por su irrealidad. Los indignados critican la corrupción de los políticos, mientras apoyan la corrupción de bajarse cosas pirateadas de Internet, y cita la conseja: “moral es lo que les falta a los otros”. La prohibición de los toros se produce no porque amemos más a la naturaleza, sino porque nos alejamos más de ella, y en todo caso, decidir lo que es moral o no, escapa de las atribuciones de las autoridades, porque la ley está justamente para lograr que convivan morales distintas. La educación es para enseñar a vivir juntos a quienes son distintos, no para crear particularidades regionales. El problema de la universidad española es en realidad anterior a ella, está en la escuela y, en buena parte, en los nacionalismos que han producido como 16 programas distintos, y cuyo origen son movimientos antiinmigración como en Catalunya y el País Vasco.
Adam Michnik le habría dicho, cuando cayó el comunismo: “desengáñate, lo peor del comunismo es lo que viene después”. Sabater cree que lo mismo se puede decir del zapaterismo.

“Primero la comida, luego la moral”, es la cita de Brecht que escoge Manuel Arias Maldonado como sumario de la crisis institucional española. En el país no se puede hoy hablar razonablemente del disfuncional aparato administrativo público, ese espacio no lo hay en la esfera pública española. El sistema, que responde a innumerables intereses partidistas, locales, regionales, nacionalistas, ha perdido la capacidad de reaccionar razonablemente a las necesidades de la sociedad. Según Arias Maldonado, “ya se trate de las embajadas autonómicas en el extranjero, de las televisiones públicas y sus diversos consejos audiovisuales, o de los observatorios de aquello que sea menester observar en cada caso, es difícil sostener que estas ramificaciones administrativas sirvan para algo distinto que no sea de agencias de empleo para los partidos y para desviar recursos de las muy necesarias inversiones públicas productivas que –ahora– tanto echamos en falta”. Y se pregunta sobre la utilidad de estos organismos, comparada a la de una red pública de guarderías, si esta existiera.
La eficiencia que garantizaría la cercanía de instancias administrativas con los ciudadanos afectados, lo que crea son lazos de interés particulares que impiden un aparato neutral y le emanación de una ética pública digna de tal nombre.

El Cultural presenta la introducción del libro del periodista Diego Armario, “El Psoe en llamas”. El comienzo lo dice todo: “Ocho años de gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero y diez al frente de la dirección del PSOE han sido suficientes para dejar tocado a su partido y poner en riesgo algunos de los fundamentos del Estado tal y como fue concebido por los constituyentes y apoyado por todos los partidos políticos durante la Transición”.

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