martes, 15 de noviembre de 2011

Vade Retro

Bien puede decirse que la dictadura militar argentina trastocó la vida de una generación, y que el país aún no se recupera de lo sucedido hace más de treinta años. Cuando a Raúl Cubas lo detuvieron, quiso suicidarse tomándose una pastilla de cianuro y toda su vida le pasó por la mente como una película antes de “morir”. Pero despertó encima de cadáveres, para ser recluido y torturado en el centro de la ESMA.  "En una oportunidad me colocaron una peluca y un camisón de mujer para pasearme por las calles de Buenos Aires. Me llevaban esposado, con grilletes en los pies y escoltado por media docena de militares armados. El propósito era alardear de la crueldad para intimidar a los argentinos", recuerda en el retrato que Edgar López escribe para El Nacional de Venezuela, país que lo acogió junto a su esposa en 1979, y donde fundó la ONG de derechos humanos Provea. La participación de Cubas como testigo y querellante, llevó a prisión en la Argentina a los generales Videla y Massera, y a los torturadores Alfredo Astiz y Jorge “el tigre” Acosta.

Para The Guardian, el costo humano, y los efectos de políticas divisivas, están ausentes de la película The Iron Lady, sobre Margaret Thatcher, a la que califica de tonta y sospechosa, y cuyo fuerte es la presencia memorable de Meryl Streep. No es de sorprenderse, la directora también filmó Mamma Mía, un musical en el que durante dos horas cantan canciones de Abba. Por qué Abba se vuelve potable a cuenta de ser retro es una muestra de la puerilidad actual, no circunscrita a ninguna generación, recordemos que fue en onda retro (o no tan retro) que Thatcher expresó su apoyo por Pinochet en una causa por crímenes de lesa humanidad. Y todavía hace falta una reflexión sobre los destructores efectos del thatcherismo, más allá de su valoración histórica.

Si bien la recesión terminó oficialmente en 2009, The American Prospect encuentra una generación perdida de jóvenes que no se integran al mercado de trabajo. Es típico de estos baches que los jóvenes sean quienes más tarde se incorporen. Los baby boomers tardíos a los que les tocó la recesión de 1981-82 tenían ingresos inferiores hasta 15 años después. Pero hoy en día el efecto es peor. No sólo la Gran Recesión aniquiló muchos más puestos de trabajo, sino que los jóvenes vienen cargados con enormes deudas para poder pagar sus estudios. Entre 1997 y hoy, la deuda por créditos estudiantiles se incrementó en 900%. Una destrucción masiva de clase media debida al asalto a derechos laborales como la discusión de contratos colectivos, la reducción de impuestos a las corporaciones y los ricos, o la desregulación financiera, entre otras políticas “liberales”.   

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