En Le Monde, David Cronenberg habla
de su última película, A dangerous
method, basada en la pieza The Talking
Cure de Christopher Hampton, quien también escribió el guión. Trata de la
relación analista-paciente entre Carl Jung (Michael Fassbender) y Sabina
Spielrein (Keyra Knightley), desbordada hacia relación amatoria, y la
intervención de Sigmund Freud (Viggo Mortensen). Spielrein se hizo después ella
misma psicoanalista. Freud apenas menciona a pié de página que ella es el
origen de la idea del instinto de muerte como parte de la sexualidad. Jung no
la menciona. Sin embargo, luego se descubrió que las nociones de ánima y ánimus
se originan en ella, como lo reveló un maletín encontrado en Ginebra con su
correspondencia. Cronenberg rehuyó el enfoque fantástico del tema, en buena
medida porque el psicoanálisis trabaja con la palabra, y el período del imperio
austro-húngaro, si bien próspero, es reprimido. Entre Freud y Jung, prefiere al
primero. Jung le parece esotérico, Freud se limita más al cuerpo. Y el cine es
el arte de filmar al cuerpo.
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