La Tageszeitung de Berlín conversó
con el ex presidente chileno Ricardo Lagos, quien defendió los logros de la
Concertación pese a los obstáculos del pinochetismo. Muchos de ellos se han
eliminado: los senadores “designados”, el alto mando de las fuerzas armadas es
ahora destituible, se acabó el poder inauditable del Consejo Nacional de
Seguridad. La pobreza bajó de 40% a 22%, a 13%. La derecha ha bloqueado otras
tentativas de reforma: al sistema binominal, al sistema educativo, al
impositivo. Los jóvenes también le reclaman a la Concertación y están en su
derecho, pero Lagos pide que por lo menos le dejen explicar. Sea como fuere,
para él (y muchos en Chile) a 22 años del fin de la dictadura la transición ha
llegado a su fin. Chile necesita un cambio profundo en lo social, económico y
político.
Y crece la percepción de que es necesaria una nueva
constitución, u orden constitucional, para relevar la Constitución de la
dictadura de 1980.
En The Clinic, la diputada del partido de Piñera Renovación Nacional,
Karla Rubilar, se sale
de la fila y critica la colusión de la UDI y RN para bloquear reformas. No
sabe aún si el sistema debe ser reformado o cambiado en su totalidad. Hay que
acabar con el sistema binominal y el presidencialismo. Los diputados tienen un
conflicto de interés esencial, y el cambio llegó para quedarse. Si los políticos
no lo lideran, serán dejados de lado. Dice que aplaude de pié al colectivo Revolución Democrática, lanzado por un sector de los estudiantes en protesta.
También hay una entrevista
con Rodrigo Eitel, chico pop y sobrino nieto de Pinochet, que cuenta que en
tiempos de la Unidad Popular le tiraron papas con Gillette en la cara su mamá,
que era rubia y con ojos azules. Dice que sabía mucho de política porque el
General le regalaba libros como ‘Política y Politiquería’, ‘Presidente
Pinochet’, ‘Memorias de un Soldado’, ‘Ego Sum Pinochet’. Sostiene que cuando
hubo juicios a militares los defendió porque quería que se cumpliera el Estado
de Derecho sin humillarlos. Allende fue un delincuente político que no ganó por
mayoría democrática sino que fue designado por el Congreso; en cuanto Pinochet,
era su tío Augusto y le llamó la atención su liderazgo. Cuando murió, un grupo
de unos treinta exiliados le habrían querido dar unas trompadas, pero él los
confrontó sólo, “porque soy súper valiente”. Cree que hay un negocio alrededor
de las mamás de los desaparecidos, que le hacen daño al país, que no puede
seguir dividido por gente que ya está muerta. La izquierda miente: el río
Mapocho no se tiñó de rojo, y a los que mataron no eran ningunos angelitos. La
entrevistadora Verónica Torres lleva muy bien el hilo:
-
¿A los
rastas los encuentras cochinos?
-
Del momento que no se lavan el pelo, sí, po.
-
¿Te
consideras galán?
-
No mucho, fíjate, aunque me va súper bien con
las mujeres. Pero soy un tonto idealista que no anda buscando conquistar para
pasar el rato sino que para compartir una vida. ¿Me cachai mi volada?
-
Te cacho.
Quiere ser presidente.
Lo mejor es que el nombre The Clinic es por la clínica en la que estuvo internado Pinochet en Londres bajo arresto, frente a las acusaciones en su contra por crímenes de lesa humanidad.
Lo mejor es que el nombre The Clinic es por la clínica en la que estuvo internado Pinochet en Londres bajo arresto, frente a las acusaciones en su contra por crímenes de lesa humanidad.
Elocuentes son los muchos comentarios al final: no
entendieron nada.
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