Babelia se entrega al vivapepismo
de los doscientos años de la Constitución de Cádiz, conocida como la Pepa, primera
constitución liberal española. José
Alvarez Jungo sobrevuela la Guerra de Independencia Española contra los
franceses de 1808 a 1814, cuya complejidad habría acabado en mito fundacional
de la nación. Las investigaciones arrojan dudas sobre el relato canónico: la rebelión
no fue inspirada por el patriotismo; la religión y el trono privaban por sobre
la nación (¿existía?), el liberalismo gaditano estaba aislado del resto. La
visión colectivista y orgánica dominaba sobre el individualismo liberal, y las heroicas
guerrillas eran soldados desertores o derrotados entregados al bandolerismo.
Pero se creó la imagen colectiva del bravo pueblo alzado contra el invasor, tema
recurrente en la península, del instinto del pueblo frente a la racionalidad. Surgió
la tradición insurreccional, juntista y guerrillera. A partir de 1808, las
situaciones percibidas como ilegítimas por algún sector encontraban una
respuesta: echarse al monte. De ahí los levantamientos y guerras civiles del
siglo XIX, combinados con la extrema crueldad de una “guerra total”: los
guerrilleros no hacían prisioneros y masacraban civiles en la plaza.
Al ser restituido Fernando VII,
regresó el Absolutismo.
Para
Roberto Breña, la Constitución de Cádiz marca la entrada de España y de
Hispanoamérica a una “modernidad” entre muchas comillas, aunque fue más
determinante en México y Perú que en Argentina o Venezuela. Pero niega su
carácter fundacional en el continente americano, como sí lo tendría en España.
Al mismo tiempo rechaza la ignorancia de los eventos metropolitanos entre
algunos académicos americanos, así como el señalamiento contra los peninsulares
de querer ver la “emancipación” bajo clave gaditana.
La semejanza con América Latina, tanto
de hechos históricos, como de su mitificación, y de su revisión, es extremamente
notable, y sugiere que la historiografía a ambos lados del Atlántico comienza a
revisarse como parte de un mismo fenómeno.
Letras Libres presenta el debate en
torno a la democracia entre el poeta Javier Sicilia, “luchador social” y “pensador
cristiano afín a cierto anarquismo”, y Enrique Krauze, “un liberal”, a raíz de
la presentación que el poeta hiciera en la FIL de Guadalajara del libro de Krauze:
Redentores. Según
Sicilia, las ideologías totalitarias surgieron “de la entraña del
liberalismo o, mejor, de la búsqueda de justicia y libertad”, lo cual incluye a
la “ideología totalitaria” del mercado y “su rostro más seductor”: la técnica.
Si bien Krauze tendría razón en preferir la ideología blanda del liberalismo, o
la “humildad de la democracia” frente a la de los “redentores” que terminan en
el totalitarismo, se estaría dejando obnubilar por la democracia liberal sin
cuestionarla. Para el poeta, todo Estado proviene de una operación de “despoder”
y “desvalor” que sustrae poder y valor de la sociedad. Por lo tanto, se opone
al poder, más no lo desea. Frente a estas opciones, piensa en los cristianos
primeros y su conspiratio, que era “un
beso en la boca, un intercambio de alientos”, en el que se encontraban los
espíritus y las diferencias eran abolidas.
La idea de la igualdad esencial de
todos los seres humanos, que no existía en Grecia, es el aporte cristiano a la
democracia.
Krauze
responde, en primer lugar, que Sicilia es “un anarquista cristiano opuesto”
al poder, y que “su Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad fortalece a
la democracia”. Pero, objeta Krauze, confunde en su crítica el liberalismo político
con el económico. Por otra parte –explica-, el totalitarismo no habría surgido en
absoluto del liberalismo sino de corrientes contrarias a este: el
irracionalismo alemán llevaría al nazismo, y el comunismo se inspiraría en el historicismo,
como dijo Popper, y su genealogía llegaría hasta Platón. En cuanto a la crítica
del mercado, cuando es “holista”, limita y empobrece la imaginación económica.
Krauze prefiere lo que llama una versión más suave del anarquismo: el
liberalismo.
(Sicilia encabezó el año pasado una
extendida reacción popular en México contra narcos y gobierno, tras el
asesinato de su hijo por manos de traficantes: no sólo es un fino poeta y
pensador, es un héroe de nuestro continente. Dirige la revista Conspiratio).
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