miércoles, 1 de febrero de 2012

La violencia como orígen


La primera masacre de civiles en Colombia fue perpetrada en 1822 por Simón Bolívar y Antonio José de Sucre, en la ciudad de Pasto, en la Navidad Negra. Así lo sostiene la Revista Arcadia, en ocasión del Hay Festival Cartagena de Indias, cuando introduce la novela La carroza de Bolívar, del colombiano Evelio Rosero. En los carnavales de Pasto de 1966, el ginecólogo Justo Pastor Proceso planea hacer desfilar una comparsa alegórica a una anécdota de 1813 en Caracas, cuando Bolívar se habría paseado triunfante sobre una carroza halada por “doce infantas impúberes”. La iniciativa despierta una intriga de pueblo pequeño, desatando la violencia que atrapa desde los guerrilleros a los ultraconservadores. Todos hacen lo imposible para detener al doctor en su empeño de desenmascarar “al mal llamado Libertador”, lo cual desemboca en una apoteósica escena carnavalesca. El ginecólogo es el personaje principal y quiere reivindicar la obra del historiador pastuso José Rafael Sañudo, parafraseado con frecuencia en la segunda parte del libro, pero “la novela toda es un homenaje a la vida y obra de José Rafael Sañudo”, quien publicó Estudios sobre la vida de Bolívar en 1925, y habría sido, según Rosero, un historiador veraz y documentado. La gesta heroica se transforma en matanza y los galantes escarceos en violaciones. Una reseña más centrada hacia la figura de Bolívar se encuentra en Babelia: “Simón Bolívar fue especialmente cruel”, así como en El Colombiano: “Evelio Rosero en un juego de historia”. Lo que expresa la tensión entre la trama y la fuerte carga historiográfica de la novela, tensión que el mismo autor reconoce.
También en el marco del Hay Festival, Arcadia presenta al guatemalteco Rodrigo Rey Rosa como escritor de textos cortos: su novela más larga alcanzaría 100 páginas; su cuento más extendido, 15 párrafos. A los 20 años, participó en Tánger en un taller de escritura con Paul Bowles, quien tradujo al inglés su libro de cuentos El cuchillo del mendigo, y su novela Cárcel de árboles, que ha sido comparada con La invención del Morel, de Adolfo Bioy Casares. Según la descripción de Bowles, un funcionario del gobierno convierte a los disidentes en esclavos mentales: parece tener cierta truculencia gore. La violencia es central en la obra de Rey Rosa, y para el ensayista argentino Gonzalo Aguilar se trataría “del origen de la historia, pero es un origen que expresa, a su vez, vacío y sinsentido. La violencia es el límite de la narración y lo único que vale la pena narrar”.
En su blog de la Frankfurter Allgemeine Zeitung, Sepp Gumbrecht propone sacar a Robert Musil y El hombre sin atributos de la condición de “dato” para iniciados. Por más que pueda parecer cuesta arriba leer un enorme fragmento de 1600 páginas, lleno de disertaciones sobre la filosofía y el espíritu de una época, Gumbrecht destaca que la novela transmite un mundo pasado, el del Imperio Austro-Húngaro, al punto de meterse bajo de la piel del lector. El programa implícito de la novela: un universo se nos hace propio si y cuando es descrito con exactitud como realidad física. Y no importa si la trama es difusa, como en este caso: los preparativos para las conmemoraciones del aniversario del Rey Emperador. Sirve de sostén a unos veinte entrañables personajes de gran definición, salvo Ullrich, el hombre sin atributos, porque los tiene todos y por lo tanto permanece indefinido, en contraste con el carpintero Moosbrugger, un asesino serial de prostitutas que cree servir al interés común y ejerce una atracción fascinada sobre varios personajes de la obra. Y así, contra la extendida suposición de que se trata de una obra pesada, es esta dimensión de lectura sensorial la que nos da acceso a ella. Gumbrecht pone como ejemplo el inicio:
"Sobre el Atlántico avanzaba un mínimo barométrico en dirección este, frente a un máximo estacionado sobre Rusia; de momento no mostraba tendencia a esquivarlo desplazándose  hacia el norte. Los isotermos y los isóteros cumplían su deber. La temperatura del aire estaba en relación con la temperatura media anual, tanto con la del mes más caluroso como con la del mes más frio y con la oscilación mensual aperiódica. La salida y puesta del sol y la luna, las fases de la luna, Venus, del anillo de Saturno y muchos otros fenómenos importantes se sucedían conforme a los pronósticos de los anuarios astronómicos. El vapor de agua alcanzaba su mayor tensión y la humedad
atmosférica era escasa.
En pocas palabras, que describen  fielmente la realidad, aunque estén algo pasadas de moda: era un hermoso día de agosto del año 1913".
Aparte de la ironía, el texto anuncia lo que será el espíritu del libro: el asombro lúdico ante el mundo que le toca vivir. La mejor premisa para empezar. En pocas palabras, algo pasadas de moda: es una novela entretenida.

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