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¿Por qué pensar en la muerte?
The Guardian: Mohsin Hamid sobre Tabucchi, las reglas de la
ficción, y Sostiene Pereira
Letras Libres: Vila-Matas, Tabucchi y los recuerdos inventados.
Lo mejor de la Web no siempre está en los medios (grandes o alternativos) públicos. Luis Córdova, periodista latinoamericano,
publicó en su muro de Facebook, breve, sin esfuerzo, y con espíritu: “Se
murió en su Lisboa el escritor italiano Antonio Tabucchi... Agarro un libro
inolvidable, marcador para tantos de nosotros, y de inmediato los ojos leen:
"...Y él, Pereira, reflexionaba sobre la muerte. En aquel hermoso día de
verano, con aquella brisa atlántica que acariciaba las copas de los árboles, y un
sol resplandeciente, y con una ciudad que refulgía, que literalmente refulgía
bajo su ventana, y un azul, un azul nunca visto, sostiene Pereira, de una
nitidez que casi hería los ojos, él se puso a pensar en la muerte. ¿Por qué?
Eso a Pereira le resulta imposible decirlo...".
En The Guardian, pero del año pasado, el novelista Mohsin Hamid relee
Sostiene Pereira, libro que
devoró en una tarde y una noche en un hotel de San Francisco, y se pregunta
cómo ha podido esta novela, literaria como la que más, resultar “a thrilling
page-turner”. La respuesta estaría en su forma: su brevedad es el contrapeso de
su tema. Hamid sostiene que Sostiene
Pereira se mueve rápida sobre el formato corto. Pero lo más impactante es
el uso del testimonial: “La novela no es una narrativa tradicional en tercera
persona, en la cual Pereira es, él mismo, un personaje meramente. Tampoco es
una narrativa tradicional en primera persona, en la cual Pereira nos cuenta su
historia. En cambio, tenemos un testimonio en el que Pereira testifica la
relación de sus actos, transcrita por otra persona”. A través de la forma
testimonial el lector se convierte en detective. Hamid sostiene: “las lecciones
que Pereira enseña sobre cómo funciona la ficción tienen el poder de
transformar. Sin duda cambiaron a este escritor. Sin Pereira mi segunda novela
no hubiera sido escrita como lo fue. Por eso, y por el placer que Sostiene Pereira me ha proporcionado
repetidamente, estoy profundamente agradecido”.
En Letras Libres del 2003, Enrique Vila-Matas le da un par
de vueltas de tuerca a lo explicado por Hamid, en su artículo Los Tabucchi. Asegura tener un recuerdo
de los cinco años, en el que conoció a Antonio Tabucchi, entonces un niño de
diez, al que todas las tardes le gritaba cosas por encima de la tapia, durante
las vacaciones de verano, sin saber por supuesto que sería después Antonio
Tabucchi. Vila-Matas dice que su madre dice que él, Vila-Matas, siempre inventa
los recuerdos. Incluso escribió un libro de recuerdos inventados, en el que
inventa recuerdos del escritor Tabucchi, entre otras cosas. Pero cuando leyó el
libro, su madre le dijo: tal vez el Tabucchi ese sea el niño de al lado, el de
los Tabucchi. Al conocerse finalmente, ambos escritores deciden que su recuerdo
debe parecer inventado…y la mejor forma es contando la verdad. Como haciendo
valer (pero como niños, no como adultos) lo que el niño de cinco años le
gritaba al de diez, al otro lado de la tapia, aquél verano, real o inventado, en
Cadaqués: “Antonio, los adultos son estúpidos”.
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