martes, 5 de febrero de 2013

Pulp fiction

Los Angeles Review of Books, Frederick Deknatel: la caída de la casa de Assad

The New York Times, Robert Worth: el novelista que sabía demasiado


En Los Angeles Review of Books, Frederick Deknatel, quien vivió un año en Siria, reseña el libro de David Lesch The fall of the house of Assad. Los Sirios habían aceptado la pérdida de sus derechos políticos, sociales y económicos por la estabilidad bajo el régimen de Hafez el-Assad.  Deknatel recuerda: “la sensación de ser observado estaba siempre presente. Vecinos y tenderos conocían tus horarios, tus amigos y sus horarios”. Cuando asumió Bashar el-Assad las esperanzas de reforma se centraron en él, y gozó de alta popularidad a pesar del control político. Logró entusiasmar a personas como David Lesch, que confeccionó un perfil optimista del nuevo dictador. Ahora, en The Fall of the House of Assad, concluye: “Permanezca o no en el poder, Bashar el-Assad, a mi modo de ver, está caído”. El libro sería una especie de mea culpa por parte de un académico que habría llegado a “conocer a Assad probablemente mejor que nadie en Occidente”. Sus reformas beneficiaron a pocos. Zonas como Deraa fueron devastadas por la sequía. Aquí comenzó la rebelión, cuando unos niños fueron torturados por el mukhabarat por pintar unos graffiti. Según Lesch, Assad y su círculo creen de veras que el levantamiento es guiado desde el exterior por elementos terroristas. Una mentalidad que ve conspiraciones por todas partes.

Acaso para tener una idea más exacta del régimen sirio habría que recurrir a la ficción. Robert F. Worth descubre para The New York Times a Gérard de Villiers (85), prolífico escribidor de novelas de espías (unas cinco al año), quien llamó la atención de “oficiales de inteligencia y diplomáticos de tres continentes”, cuando su libro “Le chemin de Damas”, más allá de las “persecuciones de carros, explosiones y conquistas sexuales”, describió minuciosamente un ataque a un centro de comando del régimen sirio, cerca del palacio presidencial en Damasco...un mes antes de que sucediera realmente. Algo similar ocurrió con “La Liste Hariri”: Worth había investigado por años el asesinato del premier libanés, que permaneció siendo un misterio. Su sorpresa fue mayúscula cuando vio que la novela de Villiers tenía información detallada de la trama y de los implicados. La comisión investigadora aún no sabe quién le vendió la información. Worth logra el perfil interesante de un mujeriego octogenario cuyo lujoso apartamento está decorado con estatuas de chicas con ametralladoras y en poses sexys.  Tenido por muchos como derechista y antisemita, de Villiers es, sin embargo, amigo de Claude Lanzman, director de la revista Les Temps modernes, fundada por Jean-Paul Sarte y Simone de Beauvoir, y autor del documental Shoah sobre el Holocausto judío. Sus contactos con oficiales de inteligencia de todo el mundo son leyenda: “la gente que no habla, habla con él”, sostiene una periodista rusa. Siendo Ministro de Asuntos Exteriores bajo Jospin, Hubert Védrine le invitó en cierta ocasión al Quai D’Orsay. De Villiers aceptó y al presentarse y preguntar la razón de la invitación, Védrine le dijo: “Quería hablarle, porque me he dado cuenta de que tenemos las mismas fuentes”. Según Védrine, la élite parisina pretende no leer a de Villiers. Pero todos lo hacen. En cuanto a Siria, de Villiers cree que de caer Assad, el país se desmembrará. Su próximo título dará de qué hablar: la premisa es que el atentado de Lockerbie no fue ejecutado por Libia, sino por Irán.

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