martes, 25 de octubre de 2011

La saga libia

El Malpensante publica el testimonio del fotógrafo amateur Ibn Nasr, que creció y pasó toda su vida en el exilio inglés. Cuando regresó a Libia, la revolución estalló a los pocos días. Pero Nasr no salió en busca de milicianos con Kalashnikovs, sino de las huellas de su infancia, y encontró el cuerpo oxidado del auto en el que sus padres regresaron de Alejandría a Trípoli. Más de una vez, el líder libio habría manifestado su deseo de suplantar la población local con extranjeros obedientes. Según Nasr, Gadafi y los suyos parecían decir: “Libia nos pertenece. El resto de ustedes sólo vive aquí”.

Y mientras la cadena inter-gubernamental suramericana Telesur titula: “Saif al Islam Gaddafi es reconocido como el nuevo líder libio”, la pagina web de El Malpensante vuelve a publicar la carta abierta que el traductor exiliado Alaa al-Ameri dirigiera a Saif, su contemporáneo, y por lo mismo, evocando la televisión libia de su infancia: una transmisión en cadena nacional, de ahorcamientos, en la que los seguidores del padre de Saif se mecían en las piernas de los colgados.
El CNT declara (simultáneamente) la “liberación” de Libia y la introducción de la Sharia, Bernard Henri-Levi sostiene en The Daily Beast, que el asesinato de Gadafi pudiera marcar un punto de quiebre en el cual una sublevación democrática se transforma en su opuesto, y Charles Glass escribe en London Review of Books que acaso el único actor que sale bien parado de la “saga” libia sea Hezbollah, por haber adversado a Gadafi hasta el fin.

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