El Faro, El Puercoespín: En El Salvador los muertos se negocian
Sampsonia Way: el presidente sin rostro
En la Revista Ñ, Beatriz Sarlo evoca
a Carlos Mosiváis con motivo de la publicación de una Antología esencial por la editorial Mardulce. Alejado del populismo
cultural, los textos de Monsiváis, “antiesencialista y libertario”, no proclamaban
la redención de lo “bajo” que se transmuta en lo verdadero y desaloja a lo “alto”.
El drama y su parodia se desarrollarían para él en la superficie, su
sensibilidad a las contorsiones de la forma captó el barroco mexicano. La
cultura contemporánea vive de efectos, de la presentación espectacular de algo.
“Si algo le queda al nacionalismo es su condición pop”, escribió en uno de los
ensayos. Lo más personal de Monsiváis no sería la argumentación sino la capacidad
para percibir y clasificar. “Dicho así, parece sencillo”, sostiene Sarlo. “Sin
embargo, Monsiváis clasifica una masa gigantesca y escribe su “fisiología”: la
cultura popular, la cultura industrial, el pop, la literatura, los usos y
costumbres. Cada elemento de la infinita taxonomía lleva su calificación
descriptiva en una especie de síntesis vertiginosa”. Barroco.
El gobierno de El Salvador pacta
con las pandillas. El reportaje, realizado por el periódico digital El Faro, de ese país, le llevó a recibir
serias amenazas, como
informa El Puercoespín. En el trabajo de El Faro, un pandillero en libertad
recibe la orden por celular de correr la voz y aguantar la marcha de
asesinatos. Pronto se revela que se trataría de un acuerdo entre el Ministerio
de Justicia y Seguridad, cuyo titular habría prometido en noviembre reducir en
un 30% los asesinatos anuales, y los jefes de las pandillas, que habrían sido
trasladados de la prisión de máxima seguridad de Zacatecoluca y obtendrían
beneficios económicos para sus familiares.
La caricaturista venezolana Rayma
Suprani irá mañana a denunciar ante la Fiscalía de ese país el acoso que ha recibido
a través de redes sociales, luego de ser acusada en un programa de la televisora
del gobierno, VTV, de ““propagar odio”, de “racista”, “clasista” y un “ejemplo
del tratamiento denigrante al que la oligarquía y el imperialismo someten al
pueblo”. En Sampsonia Way, Suprani explica
en una entrevista cómo es trabajar en un país donde quien irrespete al presidente
puede ser condenado hasta a 30 meses de cárcel (para quien quiera seguir el
link que allí se ofrece: art. 148 del Código Penal) y “lo que prima es la idea
militar de obedecer órdenes y evitar la diversidad de pensamiento”.
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